Tenemos que estar preparados siempre a entender y asumir que la vida no es una línea recta, que las sorpresas, buenas o malas, siempre están entre las posibilidades reales de sorprendernos, y que hay que tomarlas como una posibilidad más.
Todos parecemos preparados para asumir las sorpresas buenas, y nadie para soportar las sorpresas negativas.
Todos parecemos preparados para asumir las sorpresas buenas, y nadie para soportar las sorpresas negativas.
Pero ante la vida hay que prepararse al revés de la frase anterior, pues las circunstancias complicadas de asumir y las que nos necesitan tenernos más fuertes y preparados, precisamente son esas que reconocemos como negativas, son las que necesitan encontrarse con una persona más preparadas a afrontarlas y gobernarlas.
Y lo primero es asumir que todo nos puede suceder y que nadie está libre de saltarse las posibilidades negativas de la vida.
Calma, paciencia, asertividad, responsabilidad con uno mismo y resiliencia.