Formar un grupo de trabajo es sencillo. Que sea eficiente y busque la excelencia es muy complejo. Pero hay procedimientos para intentarlo con más capacidad de éxito. Uno más uno no son dos a la hora de ponerse a trabajar en una idea, son mucho más. Y eso es el fundamento de formar un equipo. Pero si algo falla, si se hace mal, uno más uno es mucho menos que uno.
Los integrantes del equipo deben estar vinculados por algo. Si no existe vinculación, hay que crearla.
Todos los integrantes deben ser honestos con el grupo. Y para ello hay que ser claros, tener una excelente comunicación, entenderse entre ellos, respetarse y complementarse en sus opciones de equipo.
Es necesario que los integrantes del equipo sean por igual en varias cosas importantes de la vida. Por ejemplo en la madurez para asumir que todos son importantes, aunque sean muy diferentes. También en el concepto de que por encima de ellos está el equipo y el objetivo.
Un equipo debe ser diverso, diferente entre ellos para que complementandose, puedan aportar diferentes acciones. Diferentes en género, en edad, en procedencia social, en formación, incluso en ideología social. Nunca hay que buscar los puntos de fricción dentro de esas diferencias, sino los puntos que sirven para complementarse en busca de los objetivos del proyecto.
Un equipo debe sentirse unido a “algo”, sea una idea, un proyecto con unas metas claras, un negocio con futuro, la construcción de algo “importante”. El dinero NO une, pero el fracaso une todavía menos. En cambio un objetivo medido y visualizado SI une, aunque no produzca beneficios en el corto plazo.
Un equipo debe tener una gran comunicación, una excelente forma de estar siempre comunicados, aunque la distancia física sea tremenda. La comunicación es el “pegamento” de un equipo. Sin duda mucho mejor que sea personal, pero toda comunicación, hoy, se puede complementar con técnicas diversas.
Cuando se forma un equipo hay que dejar claro qué tipo de objetivos se buscan, en qué se basa el proyecto y también la dificultades con las que se puede encontrar y el tipo de implicación que se necesita. Un viejo error es callar los peligros y magnificar los éxitos antes de comenzar a buscarlos. La sinceridad es un activo cuando se está empezando y se solicita la implicación más básica.
Todos los integrantes de un equipo deben tener “una chispa especial” que haga posible un conjunto “especial”. No hay sensibilidades más especiales que otras, pero si se complementan es el punto perfecto para que la suma sí sea especial.