La guerra ha vuelto a entrar en Europa, se acerca a donde todos convivimos. En estos momentos poco se puede escribir que no sea pedir mesura inteligente y unirnos a nuestros defensores mientras apretamos los dientes.
Necesitamos seriedad política, fuerza social, calma tensa, análisis calmado y un dolor contenido. No es fácil defenderse contra el terror tan fácil de ejecutar, contra las guerras de la mínima expresión que pueden hacer un daño moral tremendo.
Pero en estas situaciones hay algo que funciona siempre bien. Hay que estar unidos, pues los enemigos, siempre, son los que atacan.