En estos días maravillosos para algunos, y tristes para otros muchos, me siento con ganas de deciros que todos los días tenían que tener un poco de cada uno de ellos, porque no todo es perfecto ni tampoco desagradable. Todo es del color con que intentas mirarlos. Hay días que las cosas te parecen bien, y las mismas cosas en cambio te parecen horribles otro día. Dudo de si esto es maravilloso o un drama, pero estoy segura de que es lo que es, y punto.
Qué tendremos en la cabeza para tener semejantes pensamientos? Eso mismo me gustaría a mí saber, pero es todo tan complicado, porque además, el mismo caso, cosa o problema depende de cada persona, del momento, de nuestras circunstancias, de cómo nos pille el día.
Para alguno un vaso de agua o de licor que se caiga es un drama —ahora me tengo que levantar, ir a por la fregona, limpiarlo, reconocer que soy tonta, mirar las caras de todos— en cambio para otros son cosas que tienen que pasar y ya está, son inevitables actos de la vida normal. Por qué sufrir por semejante tontada?
Mira que es fácil dar consejos, y cuánto nos cuesta aplicarlos a nosotros mismos. Tal vez sea tan fácil como convencernos y decir que ni todo es blanco ni negro, pero que tenemos que hacer el esfuerzo de verlo siempre lo más brillante posible.
M. Mercedes Ajovín