Yo voy de viaje con una maleta pequeña, de esas que dicen de cabina, y somos dos personas. Llevo lo justo, unos pantalones de repuesto, dos camisas para cada uno, suficiente ropa interior y camisones, bolsa de aseo, paraguas, medicamentos, y espacio para en la vuelta traer los regalos correspondientes. Más que suficiente para cuatro días. Y si acaso una bolsa de mano plegada por si al final caemos en excesivos regalos.
Así que cuando veo en los trenes o aeropuertos a esas personas arrastrando unos maletones donde caben dos muertos al cruzado me pregunto: ¿qué lleva la gente en esos mamotretos grandes, que no pueden ni mover?
Hoy mismo he visto cuatro personas todas de la misma familia con cuatro de esas maletas grandotas arrastrando hacia el AVE con toda su fuerza agotada, media España. Si se mancha la ropa se lava como se puede y se tiende en la bañera para que al día siguiente esté seca.Casi todo lo demás sobra.
Mi marido dice que son gentes de fuera, y qué más da; mejor para llevar lo menos posible. En los aeropuertos es peor que con los trenes pues tienes que facturarlas y luego esperar para recogerlas, siempre y cuando no te las hayan perdido. Ya sé que estáis pensado: y… ¿si te se rompe alguna prenda?, pues se compra una nueva, ¿será por tiendas? Tal vez las lleven llenas de regalos, no sé, de recuerdos, pero sólo de pensar en los controles que cada vez van más en aumento, y en tener que cargar con tanto peso, me asusto yo sóla. Viajar se viaja con los ojos, el gusto, la memoria y si acaso con una buena cámara de fotos y una libreta. Bueno, bien, y con un iPad.
M Mercedes Ajovín