Te pillé en un momento de descanso. Sé que no te gusto nada que me parara cerca de tí a contemplarte, pero menos todavía cuando me viste meter mano al bolsillo en busca de un aparato negro, que aunque pequeño te producía miedo. Sabía que los segundos cuentan y mucho, cualquier movimiento tuyo era para mi el temor de que al final no lo lograra. Pero te fiaste de mí, sí, abriste un momento la boca como para decirme que me diera prisa y yo te entendí enseguida. Me fuí de allí sin molestarte más, como debe ser, pues el lugar era tuyo.