Síntomas del comienzo de una depresión leve a moderada


Una depresión leve no empieza de forma repentina, es un proceso que va creciendo, sobre todo si no tenemos un motivo importante para que nazca de golpe. 

Pero siempre debemos tener en cuenta que no hay que emplear en vano la palabra depresión, pues además de tener muchos grados, normalmente empieza y crece como un sentimiento de tristeza mayor del acostumbrado, que sólo si se queda fija entre nosotros es cuando hay peligro de que se nos convierta en depresión y por ello tengamos que acudir a solicitar ayuda al médico de familia en primer lugar. 

Vamos a relatar los síntomas que pueden indicar el inicio de una enfermedad depresiva en nuestros allegados. Si observamos estos cambios en su forma de vida, debemos hablar con la persona e intentar buscar esa ayuda médica que antes comentaba. 

Algunos de estos síntomas son complejos de observar y sin duda algunos también, indican una depresión severa. Debemos estar atentos y debemos ayudar, pero con la idea clara de que las depresiones tienen muchos grados y las formas más habituales son leves y perfectamente tratables.

- Menos interés o falta total de interés en realizar actividades con las que solía disfrutar ante con ellas
- Cambios en el peso habitual, ya sea menos o más, relacionado en ambos casos con cambios en su apetito, por defecto o por exceso

- Cambios en sus niveles de energía, que pueden ser menos energía, que la persona hace todo más lentamente; o en cambio hacia más energía, que la persona está hiperactiva.

- Sentirse cansado sin razón aparente y que ese cansancio le haga dejar de realizar actividades que antes consideraba normales

- Sentirse culpable de algo (no solamente por estar enfermo) o sentirse que no vale nada, que ya casi nada tiene sentido, que lo que él hace no sirve para nada

- Problemas de concentración, olvidarse las cosas, tener dificultades para tomar decisiones sencillas. Olvidarse de apagar luces, cerrar grifos, cumplir una orden recibida, falta de atención continuada.

- Pensamientos excesivos sobre la posibilidad de morirse, y en los casos más extremos, hacer comentarios sobre quitarse la vida (la depresión lleva asociada serio peligro de suicidio entre los afectados) no tanto (y siempre) sobre uno mismo como sobre esa posibilidad en abstracto