Trampantojo de gatos sobre el paisaje, de engaño visual para modificar el paisaje. Es decir, algo muy habitual en la política, en las formas, en la relaciones, en los comportamientos. No nos engañemos, somos unos seres llenos del arte del teatro, de la marioneta, de las sombras chinescas, del trampantojo para intentar ser más felices. No siempre engañamos por engañas, a veces engañamos para sentirnos mejor. Incluso para lograr que otros se sientan mejores.