También las chapas de las bebidas se coleccionan, pequeñas impresiones en planchas planas de hojalata de diversos grosores, que resultan más complejas de imprimir que si se hicieran en papel. La chapa necesita una primera impresión base para que se convierta el gris metálico en una base blanca dispuesta a recibir las tintas simulando el papel. Pero nunca ese blanco puede ser tan puro y brillante que el del papel. Cada vez más se van emplando reservas en esa capa impresa de blanco, par alograr efectos metélicos y brillantes, pero de color.
Si a eso unimos el propio sistema de impresión, cada vez de más calidad, y sobre todo la ganancia de punto del soporte metálico, diferente al papel, más lo complejo y caro que resulta hacer las pruebas de impresión y sobre todo soportar los errores pues estamos hablando de un soporte mucho má caro que el papel, entenderemos que la impresión metálica es compleja pero en clara mejora de calidad. Mientras tanto y aunque sea con una trama algo más gruesa de la debida, nos quedamos con esta chapa de un botellín de cerveza, alemana como ejemplo.