Europa NO la estamos inventando nosotros, no se está inventando ahora, lleva más de 20 siglos funcionando de irregular manera, con diversos diseños y tamaño, con muy diferentes conceptos y dirigentes. Y debemos ser humildes y aceptarlo si en realidad queremos pasar a la historia como la generación que supo no destruir Europa, ahora que ya sabemos que no seremos capaces de hacerlo como la que construyó una nueva Europa, más social, más válida, más respetada.
El Espacio Schenger ha facilitado la integración. Pero nos dicen que de personas cuando deberían decir de productos, de mercados, de aduanas. Libre circulación de personas, es cierto, pero también de mercancías, de beneficios, de horas de trabajo. Hemos querido convertir Europa en un enorme Mercado Común que creíamos superado con los crecimientos, cuando en realidad nunca estuvo en la mente de los políticos europeos olvidarlo. Pero para un Mercado Común ya tenemos la globalización. No hay que jugar con Europa.
Europa es un enorme espacio político y territorial, cultural, social y humano, con una enorme diversidad de conceptos que le dificultan enormemente ser “una”. Pero sobre todo lo que más le dificulta serlo es precisamente el carácter europeo, los propios seres que poblamos Europa desde esa diversidad tan variada y creemos personal.
Yo llevo pisados nueve países europeos. En todos ellos me he encontrado como uno más. Si no muestras el plano, si no hablas, si simplemente paseas o compras, observas o fotografías, te logras confundir con todos, pues todos somos iguales. Los detalles son tan mínimos que no permiten generalizar las diferencias. Soy europeo, y todos ellos también son como yo, europeos. ¿Cual es el motivo para sentirnos diferentes entre todos nosotros?
En los últimos años he visto pobres en todos ellos, tirados por los cajeros automáticos o por las estaciones, en los rincones o en los lugares escondidos. En todo he visto las mismas tiendas, los mismos productos, casi en todos ellos la misma moneda, los mismos carteles, la misma forma de organizarse. Casi los mismos baches, los mismos problemas en sus barrios que tengo en mi Zaragoza. Pero nos sentimos totalmente diferentes a ellos. Y ellos a nosotros.
El Espacio Schenger ha facilitado la integración. Pero nos dicen que de personas cuando deberían decir de productos, de mercados, de aduanas. Libre circulación de personas, es cierto, pero también de mercancías, de beneficios, de horas de trabajo. Hemos querido convertir Europa en un enorme Mercado Común que creíamos superado con los crecimientos, cuando en realidad nunca estuvo en la mente de los políticos europeos olvidarlo. Pero para un Mercado Común ya tenemos la globalización. No hay que jugar con Europa.
Nunca quisieron los políticos de esta construcción europea en estas tres últimas décadas al menos, construir de verdad los Estados Unidos de Europa. Europa es sólo un 10% más grande que los EEUU, aunque la Unión Europea es la mitad de tamaño que los EEUU. En cambio en población les ganamos de calle con un 60% más de ciudadanos en el caso de la Unión Europea y un 233% más en el caso de la totalidad de Europa. Es decir, no somos tan distintos como concepto económico y territorial como para no poder lograr lo mismo que lograron los EEUU entre los siglos XVIII y XIX. ¿Por qué Europa no es capaz?
Siempre decimos como respuesta fácil, que los dirigentes europeos no quieren. O que al mundo globalizado no le interesa una Europa unida. No digo que no sea cierto. Pero lo más básico es más sencillo que todas esas respuestas. Es que a los ciudadanos europeos no les gusta la idea. No quieren ser un sólo país. Nadie quiere perder su condición de español, francés o polaco. Nadie quiere asumir que siendo europeo y en igualdad de posibilidades, nuestros nietos vivirían mejor y más seguros.
Sí, sí, en igualdad de posibilidades, tras un periodo muy duro de ajustes hasta lograrlo, como lo lograron las dos Alemanias cuando se tuvieron que unir. Una más con todos nosotros, sufragamos y pagamos lo que necesitaba la otra para tener igualdad de oportunidades. Y ahora nadie duda de que en Alemania hay una. Sólo una.
Si analizamos la historia vemos que todas las grandes guerras del mundo, menos las actuales, han tenido su terreno de batalla en Europa. Ha sido Europa el núcleo del comienzo de las guerras. El Mediterráneo parece ser el imán que atrae todas las violencias posibles. Ahora no es Europa, pero casi. Y todavía se está desarrollando.
Y tampoco esto, nuestra debilidad histórica para ser capaces de edificar paz en vez de violencia, nos ha servido para tomarnos en serio la construcción europea, la Unión Social y Politica de los países de Europa que crean en Europa. Seríamos estados sociales complejos de explicar cuando toque. ¿Y? ¿Cúal es el motivo de que Europa no quiera trabajar por la paz social?