Hoy Enrique se ha escapado del cáncer. Le ha plantado cara con dos cojones cuando ya sabía que tras el alta voluntaria sólo le iba a quedar el dolor. Y le ha ganado la batalla a la enfermedad en la cocina de su casa. La valentía de las personas se demuestra de muchas formas distintas. La cobardía también. Pero debemos ser libres para decidir de qué forma morimos como lo somos para decidir de qué forma vivimos, con todas las consecuencias. Somos libres para vivir y para morir. Un abrazo Enrique, y recuerda que las personas inteligentes te entendemos perfectamente e incluso te puedo decir que algunos te agradecemos esa valentía.