Poder disponer de “Agua Divina E. Coundray” es divino. Un agua para la salud, que da frescura a la juventud y que además preserva de la peste y del cólera morbo. Un lujo. Y lo más curioso, con unas gotas ya es suficiente, puestas en el pañuelo pues no es necesario ni tomarlas. Casi un agua milagrosa. Eso si, lo venden en los mejores boticarios y peluqueros de las américas y en París. Era hace dos siglos, pero mola el anuncio avisando que el producto ya había tenido incluso una medalla de oro.