Alguien pensó que la mejor forma de sujetar el mundo, de intentar que no se nos hundan los edificios de la sociedad era poniéndole libros como cimientos. Y no se equivoca, aunque a la gente esto le parezca una cosa de locos. Los libros están para sujetarnos, sea de la locura o del ensueño, de la ignorancia o de los deseos de viajar por el mundo. Con los libros se puede viajar sin tener que andar, aprender sin mucho esfuerzo, crecer sin comer mucho. Con los libros incluso se pueden arreglar fachadas.