Sabemos que relajarnos es muy importante para estar mejor, pero sobre todo para hacer más y lograr de forma más sencilla nuestros objetivos. Es decir, relajarnos no tiene efectos secundarios y siempre es positivo. La duda es saber cuál es el motivo para que no aprendamos bien a relajarnos, para que dominemos nuestros nervios, cuando admitimos que siempre es mejor. Incluso cuando hay que cabrearse.
Nada fastidia más al contrario que esperar que ya te tiene violento e irascible, y ver que estás tranquilo y relajado, hablando de forma lenta y calmada, ofreciendo alternativas lógicas y demoledoras. Se puede estar relajado y ser muy eficiente.
Hay pues dos formas de entender la relajación. La pasiva, para tranquilizarnos y sentirnos mejores, y la activa demostrando que estamos relajados y tranquilos, que ya venimos relajados de casa.
Relajarse además es gratis, es sencillo, lo podemos hacer sin la ayuda de nadie, lo podemos demostrar enseguida y a todos, es eficiente y por si hay dudas, se aprende.
“El momento para relajarnos (cuando más lo necesitamos) es cuando no tenemos tiempo para hacerlo”
Más o menos, una frase de Sydney J. Harris