
La formación del empresariado español es muy bajo, salvándose muchas excepciones pero totalmente insuficientes, sobre todo entre las PYMES. Es cierto que también es muy baja entre muchos trabajadores, pero parte de su baja formación, en este caso, también es responsabilidad de los incapaces empresarios o mandos directivos. Un directivo tiene que dedicar mucho más tiempo a su propia formación.
Es habitual en el mundo de los empresarios o de los directivos de nivel medio y alto que no se hable bien idiomas básicos como el inglés o el alemán, que no se tenga formación universitaria acabada, que no se hayan actualizado profesionalmente desde su juventud al ritmo que demanda su profesión. En muchos casos creen que con saber justo lo que necesitan para su encerrado trabajo, sirve para seguir vivos en el mundo empresarial, y siendo cierto a veces, es muy diferente que ellos sobrevivan a que lo hagan sus empresas o que ocupen el lugar en la sociedad que todo tejido empresarial tiene encomendado.