Ayer sábado se inauguró la cubierta verde que se ha creado sobre las vías del tren en el barrio de Sant de Barcelona, un ejemplo a modo de los que ya existen en ciudades de los EEUU, para aprovechamiento del espacio de las vías férreas, y que no sean una cicatriz cuando menos horrorosa para su entorno, y se puedan crear encima de ellas vías verdes, parques con nuevos diseños y adaptando las plantas a su nuevo concepto de construcción totalmente asentada sobre una base artificial.
Este cajón que ha tapado las vías hasta convertirse en un nuevo parque en alto, tiene unos 800 metros lineales y un tamaño total de unas seis hectáreas, actuación que además sirve para silenciar los ruidos de los trenes y para dar más movilidad a la zona al permitir pasar de un lugar a otro de las vías por más lugares que antes. No ha contado con la aprobación de muchos vecinos, que hubieran preferido el soterramiento de las vías del tren, actuación mucho más cara pero que hubiera evitado afecciones a los vecinos de los edificios cercanos, que ahora se encuentran con un parque donde los paseantes están a la altura del tercer piso.
El diseño de este nuevo espacio verde ha tenido en cuenta las necesidades de uso de los vecinos del total de la zona, priorizando el deporte al aire libre, el paseo y la relajación entre las actividades a poder realizar en el nuevo vial verde. Como en toda nueva iniciativa en una ciudad grande, la preocupación de los responsables del diseño es el vandalismo posterior, al ser una zona en alto, de algo más complicada vigilancia y que nace con críticas en la zona por parte de colectivos diversos.
Los árboles plantados para dar sombra han sido tipuanas y séforas. Se ha creado una zona de juegos infantiles y se descartó desde el principio una zona para perros. Los árboles recién plantados no van a dar sombras hasta dentro de unos años, por lo que de momento se han instalado pérgolas que complen en parte esa función. La comunicación entra las dos partes del barrio se ha resuelto con dos escaleras mecánicas que suben los 10-12 metros de altura más seis ascensores.
Todas estas actuaciones han creado tensiones entre los vecinos, por las diferentes ideas que se plantearon y también por la especial sensibilidad social de algunas zonas concretas del entorno. La idea como nueva zona verde es buena, ya se ha ido planteando en otras ciudades, pero hay que conjugar los costes con los deseos de los vecinos del entorno.