Tuve la oportunidad de estar en el Parlamento Europeo en unas jornadas sobre el TTIP, hace ahora menos de un año, en un momento en que el TTIP amenazaba de verdad con aprobarse en unos términos realmente preocupantes para Europa.
Todos los datos que se nos daban, pocos pues todo era secreto, nos llevaban a la misma pregunta: ¿Y si esto es cierto, es así, por qué Europa quiere firmar el TTIP con los EEUU? El Tratado de Libre Comercio con EEUU es una amalgama de cambios muy profundos en nuestras formas de entender el comercio, la economía, las empresas, las inversiones, la economía, que afecta muy negativamente a nuestros sistemas de control de calidad, a nuestra producción agraria y ganadera, a nuestra forma de movernos en el comercio internacional y también y muy peligrosamente en el judicial.
Aquellas jornadas también me sirvieron para escuchar a ponentes americanos que NO estaban de acuerdo con el TTIP, por cuestiones de sentido común. Hay muchos americanos, aunque sean minoría, que valoran muy positivamente todo el entramado comercial de Europa, sus garantías de salud y de libre comercio, aunque sea con algunas cortapisas que los EEUU quiere evitar para su beneficio.
Ahora parece ser que desde el gobierno de Alemania ya se dice claramente que es imposible firmar y acordar el TTIP. no ya en las condiciones en que se plantea, sino en ninguna. Los ejemplos de formas y comportamientos de las grandes multinacionales, en aquellas zonas en donde se han llegado a acuerdos parecidos, deben asustar sin duda a los europeos. Europa se juega gran parte de su sentido, sobre todo la Europa Unida. No quiero ahora entrar en detalles, de los que por cierto en otras ocasiones ya he escrito bastante. Simplemente advertir que si al final no se firma, España habrá salido ganando, los pequeños y medianos habrán salido ganando, aunque nos digan algunos todo lo contrario. Y nuestro vino y jamón, esto sin duda alguna, habrán salido ganando.