Mañana martes 30 de agosto, 10 meses después de disolver las Cortes que han conducido a esta serie de absolutas incapacidades que han dejado a España como un pobre país de incapacidades manifiestas, Mariano Rajoy por fin y siendo como él mismo dice, el ganador de las dos elecciones que desde esa fecha se han producido en ESpaña, se va a someter al Debate de Investidura. Muchos meses para ser el ganador de dos seguidas Elecciones Generales.
¿O realmente Rajoy no ha sido el ganador? ¿Quien fue el primero que le dijo al Rey que él no se quería presentar al Debate de Investidura? ¿Por qué el PP no hizo en la primavera —abstenerse ante la investidura de Pedro Sánchez— lo mismo que ahora reclama como responsabilidad de Estado el PP pero al revés, y habiendo perdido otros seis meses sin motivo?
La incapacidad de unos y otros es tan manifiesta, que da miedo quien pensar en quien al final será el responsable del Gobierno de España. Están todos muertos. Las decisiones tras la investidura de quien salga finalmente, serán durísimas. ¿Alguien lo duda? Al final dará igual quien salga de Presidente, quien formará Gobierno. Salir de todo esto nos va a pasar una factura muy cara.
Está muerto políticamente un Mariano Rajoy que en estos 10 meses no ha sido capaz de articular una mayoría suficiente, y resultar creíble más que ante un Ciudadanos que sabe ahora que de ir a unas Terceras Elecciones, se irían sus opciones por la taza del water.
Muerto está Pedro Sánchez que no es capaz de articular un concepto de nueva política de izquierdas que produzca respeto y credibilidad, ni entre los suyos. ¿Alguien ha salido en estos 10 meses a decir con claridad que apoyará al PSOE, sin problemas?
Muerto Pablo Iglesias que puede pasar de los exabruptos al silencio en cero coma, y de tener una organización sólida capaz de exigir la Vicepresidencia, a no poder presentarse en Galicia, Cataluña o Valencia.
Muerto Albert Rivera que tanto es capaz de pactar con el PSOE como con el PP, y porque ya no les queda nadie más que se quiera sentar con ellos. Se inventa un programa u otro. O 150 medidas o en cuatro meses las dejo en 100 y resto 50. O meto y admito otras 50 que son nuevas pero todo para la gobernabilidad. Uff! ¿A qué suena esto? ¿esto es regeneración, nueva política?
España necesita otro tipo de gestiones políticas, de gestores políticos, o no será respetada en Europa ni será capaz de resolver nuestros problemas. No es posible que entre cuatro: yo no me hable con tú, tú con yo, yo con ninguno. Ninguno ni con yo ni con tú. Y ahora no te ajunto.
Los ciudadanos se van cansando o ya venían cansados de casa. O incluso y eso también es verdad, somos de los que nos cansamos enseguida. Si creemos que lo mejor es pasar de la política, la política pasará de nosotros, y entonces los problemas NO pasarán de todos y se nos quedarán enquistados.
En realidad la responsabilidad es de nosotros. De cada uno de nosotros. De los medios de comunicación que dan asco en algunos casos, de los políticos que no saben callar, de los que callan demasiado, de los que juegan a ganar y de los que juegan a que otros pierdan. ¿Existe España? O aprendemos, o si tenemos que volver a votar sin salir de casa aprendidos, nos volveremos todos a equivocar.