Es posible que alguien se pregunte —o no— cómo es posible que España esté en el camino en el que está, sin gobierno desde hace casi un año y sin vistas de lograrlo antes de otros seis meses, a poco que hoy tampoco se avance nada —o no— en lo que se tiene que avanzar, que casi nadie sabe qué es.
La política en España ya no depende tanto de Madrid y la Moncloa, y en eso deben tomar nota los catalanes. Todo nuestra economía menos unos flecos sin importancia —o no— dependen de Europa. La gestión directa de nuestra sanidad, educación, justicia, vivienda, agricultura, servicios públicos, dependen de los gobiernos autonómicos. Que al abrir el grifo salga agua, que haya fiestas con vacas para la Virgen o que los semáforos funcionen dependen de nuestros ayuntamientos. Incluso que funcione bien o mal el ascensor depende del Presidente de Escalera y el gestor de la comunidad.
Así que no se ponga medallas el Mariano, que efectivamente, podemos pasar sin él durante años. Estamos demostrando dos cosas importantísimas:
Que sin gobierno los Telediarios funcionan igual
Que el anarquismo es posible —o no—.
Hay que decirlo alto y claro. Tanto el PP como el PSOE quieren acabar con los dos partidos que les han salido como granitos de pajuelas. Poco a poco y elección a elección irán desapareciendo los nuevos. Yo calculo que en doce o trece elecciones seguidas se disuelven agotados todas las gentes de Ciudadanos y Podemos. Hasta la Sexta les está cerrando el grifo. Esto es un sinsentido —o no—, va a triunfar el parecer que no hacemos nada, pues para eso somos un país de parados. Pero en realidad sí estamos haciendo.
El Bulli inventó la deconstrucción de la tortilla de patata. Mariano está inventando la deconstrucción de la democracia, una forma de dar golpes de estado sin estado y sin golpes, sólo con calma y sonrisa y con frases enigmáticas —o no— en las que dice todo a costa de no decir nada. Un genio como Dalí.