Mejorar la vida urbana con las Supermanzanas

Las “Supermanzanas” como agrupación de calles y zonas verdes para la conversión del espacio público en más humano y pacificado, ya se presentó en España dentro de algunos programas electorales tanto en el año 2011 como en 2015 (en Zaragoza lo presentó CHA) como una serie de ideas que se estaban planificando desde el urbanismo más moderno, para crear espacios de sosiego urbano, ampliando las zonas verdes, de circulación muy lenta y de acceso restringido al tráfico rodado dentro del interior de los barrios de las grandes ciudades. Un concepto diferente de barrio de gran ciudad, que logra dividir, trocear las grandes urbes (se calcula que a partie de las ciudades de más de 400.000 habitnates)  en núcleos menores con vida y personalidad propia, con todos los servicios y con unas divisiones interiores que los pacifican de cara al tráfico. 

Dentro de cada Supermanzana o cada Barrio adaptado a esta idea, existen ya o se crean como nuevos, viales que hacen de envolventes o de circunvalación menor del tráfico, por los que transcurren los servicios públicos de transporte o los vehículos privados que se mueven entre supermanzanas o barrios, sin tener que entrar en ellos más que para la carga y descarga de personas, garajes o mercancías.

Hay que recordar que Ebrópolis ya habla para Zaragoza de estas actuaciones necesarias para el futuro de las grandes ciudades desde el año 1998. Y que en parte del diseño urbano del barrio ACTUR de Zaragoza —en ambos lados de la famosa “salchicha”— se han empleados conceptos similares, con calles sin tráfico o tráfico muy restringido junto a otras calles que absorben todo el movimiento de circulación. 


La idea ahora también se está planteando en Barcelona que trabaja sobre los mismos conceptos. El lograr que todos los barrios dispongan de los elementos básicos de vida urbana, como son una Plaza Mayor o similar, unas zonas verdes propias, una integración de los vecinos con “sus” elementos urbanos y de núcleo de convivencia, un comercio de proximidad que sea mayor al básico y al de superviviencia rápida, unos servicios que abarquen todo lo imprescindible y un control del tráfico real y eficaz, pacificando casi en su totalidad todas las calles interiores de los barrios. El tamaño idóneo de estas Supermanzanas es de entre 300 a 500 metros de lado en núcleos ya existentes y selecciones lo más cuadradas posibles. En todas las grandes ciudades tenemos ejemplos claros de estos barrios o divisiones urbanas.

Barcelona lo va a intentar con cambios de sentido casi constante de las calles interiores de Gracia para que nadie que sea ajeno al barrio, decida entrar en él para circular y atravesarlo, también con la aplicación de una velocidad máximo de tráfico de 10-20 km por hora. El objetivo es bajar el ruido, la contaminación y los peligros del tráfico excesivo, a costa de comprender entre todxs que los barrios deben ser como los interiores de las localidades menores, donde casi no hay tráfico, donde hay tranquilidad y silencio, donde el peatón ha recuperado la calle. Y peatones somos todxs. Ahora también lo están intentando ciudades como Valencia, El Ferrol, Vitoria o muchas ciudades europeas o americanas.

Todas estas ideas deben ir acompañadas de cambios perdurables en el urbanismo de estas zonas, como son ajustes de la dirección del tráfico, supresión en el interior de los barrios de zonas de aparcamiento, más zonas verdes aunque sean de tamaño pequeño, más mobiliario urbano, más agua en forma de fuentes, más peatonalizaciones de calles bien en su totalidad o en tramos en que sea posible por entradas y salidas de garajes o por carga y descarga, más juegos infantiles y zonas para deporte adaptado a las diversas edades, etc..

No son necesarias grandes inversiones, sino sentido común y decisiones políticas y técnicas de urbanismo moderno, priorizando al niño, al anciano, al peatón. Todo ello además con la consiguiente potenciación y cuidado del comercio de proximidad y de los servicios de todo el sector terciario.