En Galicia el resultado es duro para el PSOE. Perder 45.000 votos, quedar con 17.000 votos menos que En Marea, perder 4 diputados, quedar el tercer partido y ver que entre el PP y Ciudadanos suben en 48.000 votos, es complicado de admitir sin una sensación de derrota.
En el País Vasco queda la penitencia de que al menos entre los diputados del PNV y los del PSOE pueden lograr mayoría suficiente para que el PNV no tenga que contar con otros que no sean los socialistas. Pero perder 7 diputados (de 16 han logrado 9) y pasar de 213.000 votos a 126.000, perdiendo 87.000 en un país en el que llegó a gobernar en tiempos pretéritos, además de duro es sintomático. Queda el PSOE como cuarta fuerza política, con un PP que le pisa los talones por detrás, y con 30.000 votos menos que Elkarrekin Podemos. Un desastre.
Podríamos hablar del papel de Ciudadanos, del PP, de Podemos, del BNG o del PNV. Pero eso lo haremos en otro momento. De momento queda claro que el PSOE ha salido muy dañado y que debe analizar con cuidado los resultados. No quedan muchos errores posibles, antes de hundirse del todo.