Una parte importante de la sociedad alemana sigue viviendo con el síndrome de Hitler, bien como barbaridad histórica de la que se avergüenzan, bien como una posibilidad perdida de haber evitado el momento actual. Alemania se mueve entre el miedo a los refugiados que saben se van a convertir en inmigrantes con pocas posibilidades de integración en el corto plazo, y el odio literal hacia lo diferente socialmente, pues les separa de su ideal social.
Creo tras unos días de visitas y algunas conversaciones, más la suma de mil miradas, que nunca los alemanes desearon una raza aria superior como se nos ha querido vender, sino implantar su modelo de sociedad a todo el que se acercara, sin mezclas ni manchas. Su forma cerrada de entender las relaciones les llegó (y en la actualidad les sigue llevando) a la posición de que fuera de su forma de actuación solo hay el caos. Es una mezcla escondida de orden, micro libertad en todos los niveles, macro control sin llegar al comunismo, admiración de lo propio y ningún deseo de cambiar. NO se creen mejores que nadie, pero sí creen que sus formas y modos son los mejores.
Son una sociedad muy organizada, pero no muy productiva individualmente. La mezcla entre ambos conceptos logra un resultado muy excelente. Sumado a un espíritu de ayuda al compañero, al vecino, que se acaba muchas veces donde empieza la diferencia. Es normal escuchar a trabajadores alemanes de origen latino que tras 20 ó 35 años en Alemania, con hijos y nietos totalmente alemanes, ellos nunca lograrán ser alemanes admitidos, por su color de piel tostada o por sus facciones. Trabajan incluso para la comunidad o para la administración. Casados con personas alemanas, pero todas las semanas se encuentran con algún escollo por ser nacidos en otro país, aunque ahora trabajen en unas oficinas municipales.
Alemania quiere una Europa que no es la que posiblemente queremos los españoles, los griegos, portugueses o italianos, más dados a la mezcla y a la improvisación, a las relaciones entre diferentes, incluso entendiendo distintos a todas esas partes de la sociedad que se complementan desde las opciones económicas, sexuales, laborales o incluso religiosas. Ellos parecen compartimentar más los bloques sociales, creyendo que es lo positivo. No parecen hacerlo -entre ellos mismos- ni por odio ni por envidia, sino por pureza de conceptos. Y aquí es donde entra de alguna forma el miedo a repetir errores históricos. Analizar Alemania es intentar adivinar el futuro de Europa.
Y estando en las antípodas de las ideas políticas de Merkel, me ha surgido la pregunta: ¿dentro de un año tendremos en Europa la sensación de que Merkel era el mejor mal para Europa en estos tiempos? Dicen que es inevitable que en un año se tenga que ir de la Presidencia, y que hay muchas posibilidades de que entre el SPU. ¿Así de sencillo será el cambio? Qued aun año y algunos indicios de que no se logrará tanta simpleza en el cambio político.