Hay unos estudios recientes realizados en Noruega sobre enfermedades comunitarias del corazón, y que han llegado a la conclusión de que ir al teatro, acudir a conciertos, ver exposiciones o museos, es muy saludable para la salud de las personas.
Toda actividad cultural que suponga estar activo mentalmente, más todavía si supone también acompañarlo de una actividad “de salir” desde tu cueva a otros lugares, rebaja la ansiedad y la depresión, tranquiliza el corazón y nos hace ver la vida desde ópticas más positivas.
Pero hay un dato curioso que añadir.
Estos efectos positivos sobre las personas lo son de diferente forma sobre los hombres o sobre las mujeres. Para ellos con asistir ya es suficiente. Para las mujeres el beneficio se produce si participan en ellos o si acuden a verlos pero siendo de alguna forma partícipes de actividades parecidas.
Estos estudios corroboran los anteriores realizados desde diversas universidades, donde se marcaba que tanto a los jóvenes como a los adultos, participar de actividades culturales nos crea más empatía social, más inteligencia social en el trato con la sociedad, más seguridad en nuestra salud, como un elemento importante para rebajar el estrés y controlar las depresiones y ansiedades leves, añadiendo a estas actividades la de leer en casa.
El simple ejercicio de leer un libro, de abstraerse con una historia o unos poemas, supone también unos beneficios para la salud mental y cardíaca que debemos valorar más y mejor.