Estamos viviendo muy lentamente los efectos de un 15M del año 2011 que supuso el nacimiento de una nueva forma de intentar cambiar la sociedad desde la calle, a través de unos jóvenes muy cabreados. Luego aquellos movimientos se difuminaron, pero fueron el germen del actual Podemos y con ellos el movimiento sísmico que ha movido todo el concepto de la política española en estos cinco años. Y lo que queda.
Pero sobre todo quiero mostrar la portada del periódico El País del siguiente lunes al 15M, es decir, el del 16 de mayo de 2011. Debería haber retratado lo que sucedió en España, en Madrid, en todas las grandes ciudades, pero el espacio para el 15M es muy relativamente pequeño para lo que realmente ha supuesto. El inicio de aquel 15M que en Madrid duró suficientes semanas asentados en la calle y creó un caldo de cultivo que todavía se mueve.
Tras aquellos 15M el partido UPyD que ya existía multiplicó por cuatro sus votos. En las catalanas del año siguiente el partido Ciudadanos que también existía antes del 15M, multiplicó por tres sus votos. Se estaba moviendo la que ya se conocía como “nueva” política.
En el 2014 nace Podemos y con ellos sí se mueven de verdad todos los esquemas de la nueva política. UPyD empieza a flaquear, se desinfla, asciende Ciudadanos a finales del 2015 para desinflarse también en el 2016. Se remueven las tripas del PSOE, entra en declive y en una seria crisis que ahora no sabemos cómo terminará.
Sin duda todo por efecto colateral del 15M, del que en un principio no surge nada estable, pero que sí supone una semilla que no todos los políticos entienden, sobre todo a partir de las elecciones municipales de mitad del 2015.
Nacen las Mareas a los pocos meses de producirse el 15M —la Marea Verde creo que fue la primera en septiembre de 2011— hasta crear un entramado de hasta 12 Mareas diferenciadas por colores, que mueven a las sociedades de base diversas que ya tenían inquietudes no cubiertas por la política de ese momento.
¿Por qué nos sorprende ahora que todo esto nos lleve a unas situaciones de cambio profundo si no estamos siendo capaces de resolver los problemas sociales, más al contrario, de agravarlos? No es posible hacer ahora una construcción del futuro de estos movimientos, pues son excesivos agentes no haciendo lo que deben.
Mientras la izquierda no sepa gestionar bien estas inquietudes desde la solución, crecerán hasta no sabemos bien qué lugar social. Lo iremos viendo, a través de los errores de los que deberían gestionar los aciertos.