Cuando en una sociedad las filas para comprar lotería en Doña Manolita, que es un garito madrileño para vender sueños falsos que duran unas semanas hasta que se desinflan en un día fijo, se llenan con más de centenar y medio de personas, y necesita seis guardias jurados para gobernarla y evitar coladas, mientras incautos van a por su papelito donde ellos pagan impuestos por más porcentaje que en ningún otro lugar y además con ilusión y alegría..., algo gordo nos está fallando.
Cada uno se puede engañar con lo que quiera. Con las religiones, con el alcohol, con las loterías o los fútboles, incluso con la política o el arte. Pero todo lo que sea hacer filas de hora y media según hemos escuchado esta mañana por los mismos vigilantes, para comprar sueños que sobre todo son impuestos, es para hacérselo mirar, cuando como sociedad nos sabe malo comprar libros para la escuela de los niños.
O somos más exigentes empezando por nosotros, y nos espabilamos y dejamos de creer en lecturas de karmas y de manos, de loterías de Navidad y de bonolotos, y creemos más en algo tan sencillo como el trabajo exigente para uno mismo, en crecer en formación y personalidad..., o nos van a dar cosques en el cogote como bobos blandos.
España necesita filas de hora y media para apuntarse a cursos, para aprender a trabajar para uno mismo, para exigir dignidad, para intentar parecernos a países mejores que nosotros. Joder!