Hoy vamos a comentar algo del microurbanismo más pequeño en las zonas más pequeñas. Esta hermosa flor, provocativa sin duda por su color, estaba en una calle del pueblo de Ainsa en Huesca. En muchas zonas rurales, en pequeños pueblos de pocos habitantes —Ainsa con sus 2.200 habitantes ya no es de esos— desean tener en la calle bellas flores y macetas, jardineras con pequeños jardines, para alegrar la calle y la entrada a su vivienda.
Ese microurbanismo en pequeña escala, es voluntario y se busca para el propio disfrute. Pueden ser zonas turísticas como Ainsa pero también en aldeas tan pequeñas como Soto de San Esteban en Soria —100 habitantes— o en miles y miles de pequeños pueblos repartidos por toda España al menos.
Tan simple como que se desea poner color, arte natural, vida, pequeñas islas casi imposibles, en la entrada de las casas. Para asombrar a sus propios vecinos, es cierto, pero también para agradarse ellos mismos. El micro urbanismo propio nos indica que todos necesitamos estar rodeados de belleza natural, y de un entorno agradable. Tomemos buena nota en las ciudades.