En estos tiempos todo está en revisión, y el urbanismo efímero es una opción más que cada día vemos con más normalidad. Es habitual ver en algunas ciudades europeas jardines, construcciones de paisajes, montajes de calle, que nacen efímeros con una fecha de finalización. En Zaragoza montamos un gran Belén para Navidad con figuras de tamaño real, calles y edificios, para 45 días. Incluso se monta un huerto real donde van creciendo las hortalizas en un invierno que a veces es muy duros.
El Alemania he visto jardines efímeros en plazas céntricas, que montan de forma temática durante dos meses. Unos diseñadores de jardinería junto a técnicos de sonido, de luz y de interiorismo realizan un paisaje a tamaño real donde se juntan montajes de jardinería y agua, pequeños edificios o casas de muñecos infantiles pero a tamaño real, explicaciones de algunos productos naturales mezclados con instalaciones artísticas hasta forma un circuito que se recorre desde el exterior o a veces con caminos interiores.
En la entrada y desde el primer días se sabe que aquello tiene una fecha de caducidad. No se crea para permanecer. Es un urbanismo efímero que mezcla juego lúdico para niños y adultos, con experiencias artísticas. Todo es temporal, pues tras estos montajes vendrán otros. El espacio es mucho más válido que lo que en ellos se monta, pero entre permanecer vacíos y estar llenos de algo efímero, se opta por lo segundo.
¿Es caso? Pues depende. El coste de estos montajes está compuesto de mano de obra o servicios y productos que crean en las zonas de influencia económica de los propios ayuntamientos. No creo que sea cara tener jardineros municipales que trabajen de forma efímera para crear calidad urbana.
Estas imágenes son de este verano 2016 de la ciudad alemana de Mulhouse. Este parque ocuparía unos 1.000 metros cuadrados. Para 50 días de montaje efímero junto a luz y sonido al llegar la noche, con clases de botánica y flora en algunos de estos días, para escolares en periodo de vacaciones.