El terrorismo viene de terror. El terrorismo no busca matar como objetivo, sino meter miedo, atenazar sociedades. Si para ello tiene que matar, lo hace como una posibilidad. Pero su objetivo final no sería ese, sino el de aterrorizar a sociedades. Y esta disquisición es importante como concepto que deberíamos aprender para saber defendernos mejor del terrorismo.
Ayer veíamos como una familia enviada a dos de sus hijas a morir matando en un atentado. El padre de las niñas de 7 y 9 años sería del grupo Jabhat Fateh al-Sham. Fanatismo absurdo y cobarde, para crear terror. Incluso con el vídeo. La niña mayor murió en el atentado y produjo varios heridos en una comisaría de Damasco.
El atentado de Berlín, el asesinato del embajador ante las cámaras, son ejemplos de lo mismo, una guerra “new” ante los medios de comunicación, con imágenes, donde lo que se realiza es propagar miedo a costa de enviar mensajes muy poco elaborados, simples para que los entienda todo el mundo occidental, simples para que observemos que nos puede afectar a cualquiera.
Contra el terror, serenidad. Contra los miedos, confianza en nuestros sistemas de defensa. El terrorismo es lo más fácil de realizar para crear terror. No es necesario ni armas ni explosivos. Pero debemos analizarlo desde la lógica. Fallecen muchas más personas de tu barrio en accidentes de tráfico que por terrorismo. Fallecen muchos más vecinos de tu ciudad en accidentes laborales que por terrorismo. En España en estos años han muerto más personas por los toros que por terrorismo.
Lo muy grave dería tener una guerra sucia, vieja, de las antiguas. Estas guerras “new” son mucho menos dolorosas. Si hay dudas preguntar a vuestros abuelos. La única defensa es la calma, la inteligencia social, la observación, y el relativismo comunicativo. Prohibido censurarnos, pero expliquemos con inteligencia emocional lo que en realidad sucede. Y no caigamos en las imágenes absurdas creadas por los violentos para la propaganda. Son como anuncios que les publicamos gratis.