Yo vengo de una familia de proletarios en su justo término, una familia pobre, de trabajadores por cuenta del rico, llena de hijos, de prole, y que era su única propiedad. Mis cuatro abuelos, en ambos lados, eran proletarios, aunque unos más que otros pues unos eran de ciudad y otros de pueblo.
Ya los romanos distinguían a los proletarios como la sexta clase social, la más pobre, la peligrosa y casi animal, la que no debía (ni podía) tener armas no se fuera a alzar contra el poder. Nada poseían y nada tenían que perder. Por eso no se les dejaba ni hacer el servicio militar, no fueran aprender.
Hoy el sistema ha logrado que los proletarios ya no existan. Han ganado esa batalla de la miseria organizada en torno a una familia, y han creado a cambio la pobreza absoluta o la miseria individual, disgregada, no reunida en la misma mesa familiar de cartón. Y en el caso de que sea miseria familia es también desclasada y casi apátrida. Desde mitad del siglo XX el proletariado no existe (casi) en España, anulado (y menos mal) por planes de desarrollo industrial más humanizados.
Los proletarios tenían muchos hijos para intentar que le vivieran bastantes de ellos hasta la adolescencia, y así tener durante unos años la propiedad de su trabajo. Hasta que estos niños que empezaban a trabajar con 12 años (o incluso antes si eran fuertes) y añadían más ingresos a la familia. Las hijas también formaban parte de esa familia proletaria a costa de trabajar ayudando en casas ajenas o incluso llenando conventos o casándose con otro tipo social de familias.
Como es en realidad muy triste, los hijos eran la única propiedad, al menos durante unos años hasta que se hicieran adultos independientes, y por ello se negociaba con los hijos como un valor activo. Si se habían logrado salvar de la muerte infantil a media docena de hijos, durante más de una década la familia podía alzar un poco su economía e intentar comprar alguna tierra, irse a la ciudad, arreglar la casa, comprar algunos animales, creerse que estaban saliendo de la miseria para ser simplemente pobres.
Este proceso se asentaba tras la independencia de (casi) todos ellos, pues la solidaridad familiar era muy diferente a la actual, y entre todos se ayudaban. El valor y respeto de una familia proletaria crecida, era más amplia que sólo en el ámbito laboral y económico, pues se tenían hijos para defender la pequeña hacienda (o la grande pero ajena), para representar los intereses familiares, para pertenecer a órdenes más superiores sean religiosas, militares, o de emigración a la ciudad a trabajar y estudiar. Incluso se tenían hijos para relacionarse de cerca con el comercio de la localidad o para defender a los propietarios de la riqueza.
¿Os parece todo esto muy antiguo? No…, esto seguía funcionando en España hace medio siglo. Incluso algunos hilillos siguen funcionando de alguna manera y en la actualidad sociológica en algunas zonas rurales grandes (o incluso pequeñas), y casi no se nota.