Lurra - Eduardo Chillida |
Hoy la abuela cumple años. Está muy enferma, lo sabemos todos, necesita una reforma, es decir, un enterramiento con honores pues ha servido para dotarnos de unos años de tranquilidad y unas prosperidad relativa pero eficaz. Pero todo se acaba. Estoy seguro de que los que negociaban la Constitución en aquellos años 70 no imaginaban que en 2016 seguiría estando casi sin tocar.
Ahora todo es revisionismo. A nadie se le ocurre ponerse a revisar desde el 15M hasta aquí lo que precisamente esos revisionistas han hecho con sus ideas. Ahora estamos viviendo una pelea de gallos entre Pablo e Íñigo, que encanta a los Populares. Si esta es la nueva política, el Cardenal Cisneros se debe estar revolviendo entre sus nubes.
Hay que reforma la Constitución pero con mucho cuidado y aquí sí tiene razón Mariano Rajoy. Jodo, donde me veo. O se reforma con el criterios de que aguante bien hasta el 2050 y para ello hay que hacerla pensando en el 2100, o si no es así, lo mejor es dejarla sin tocar. Si las reformas se hace con criterios partidistas del momento, eso no sirve de nada. Hay que contar con todos, pero también con los que no están. No se construye una Constitución para los que vivimos ahora aquí, sino para los que vivirán aquí dentro de dos décadas cuando poco.
Y saber quién gobernará en España por el 2035 no es fácil. No hablo de la ideología, sino del tipo de sociedad en todos sus aspectos. Si creamos una nueva Constitución resolviendo los problemas que ya admitimos tener, no sirve de nada la reforma. Dejaría descontentos a tantos, que es mejor que no aumente ese número. Además de integrar posibles soluciones territoriales, debe contener conceptos de futuro, de nueva economía, de sociedad más compartida, de más unión desde la diversidad. Y hasta aquí hemos llegado.