Ella y sus tiempos extraños

Ella rebobinó sus pensamientos, y la llevaron a una vida extraña, donde todo era desenfreno.

Se imaginó desde el desmadre, donde ella estaba por encima de todo.

Eran tiempos en los que se imaginaba algún día como mujer casada, muy trabajada y con hijos.




Sin embargo, al volver al presente, se dio cuenta que sus sueños eran humo.

Que no estaba casada, ni tenía trabajo, ni mucho menos…, tampoco hijos.



Ella sigue soñando que un día le llegará todo, pero es ya mayor, canosa, viene de vuelta.

Tiene heridas incurables, soledades pintadas y un amor que no puede olvidar.

Por eso ella, bien sabe que no hay que pensar, solo dejar que las cosas sucedan y disfrutar.
                             

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Laura Puente

Las fuerzas de la vitalidad

Ella bebía los vientos por un hombre que la cuidó como una princesa, y descubrió con él que en su interior, aguardaba una fuerza que brotaba por los poros de su piel.

La fuerza de vivir.

Y ahí está ella avanzando, dejando atrás esas cosas que perjudican y cierran puertas.
Ella, ha descubierto en la poesía su libertad, su manera de expandirse, de abrirse al mundo.

La fuerza de trasmitir.

Quiere volar, quiere rodearse de amigos, vive feliz embarcada en sus sueños, construyendo su mundo alrededor de sus circunstancias. No todo el mundo la entiende, pero ella tampoco puede entender a todos.

La fuerza de volar.

Laura Puente

Crisis de migrañas. Síntomas y soluciones

Si hace "clic" la verá más grande
Vamos hablar de las migrañas, y antes de nada hay que advertir que es un problema de salud muy serio, invalidante en algunos casos, y que siempre, repito, siempre, debe estar controlado por médicos, que además de recetar medicación, deben intentar saber los motivos de las crisis con el control de un especialista. Prohibido pues automedicarse de forma fuerte, sin antes haberlo hablado con un especialista. Ahora voy a dar algunos consejos o ideas, pero siempre hay que tomarlos con precaución, cada persona somos un mundo, y nada es perfecto para todo el mundo.

Las migrañas suelen empezar poco a poco, tan suavemente que a veces las desentendemos, y cuando nos damos cuenta ya se han ido haciendo fuertes en nuestra cabeza y resulta tarde tomarnos la primera pastilla contra ellas. Es fundamental que a los primeros síntomas tomemos la primera pastilla contra los dolores.

Es muy importante también llevar un pequeño dietario o diario con las crisis, donde apuntaremos las crisis, su fuerza, y la alimentación de cada día. Hay personas que algunos alimentos les desencadenan crisis de migraña y es bueno saber el motivo, pues además las puñeteras no se desencadenan a las pocas horas de tomar el alimento o la bebida, sino a veces a los dos o tres días.

Es muy cierto que los periodos de estrés o incluso todo lo contrario, los periodos de calma tras periodos de mucha tensión, desencadenan las migrañas. Es importante detectar estos posibles motivos.

Siempre hay que llevar encima la pastilla “fuerte” que nos hayan recetado, para crisis de mayor virulencia. Y sin duda también pastilla de las “normales” para crisis esporádicas, pues nunca sabemos en qué momento nos puede romper el día. Tomar siempre con agua, y en una farmacia o en un bar te pueden dar un vaso de agua sin problemas.

Hay personas a las que tomar café sin azúcar con una gotas de zumo de limón le va muy bien y le resuelve el problema. Parece contradictorio pero es así. Puedes probar pues la cafeína produce vasoconstricción y puede ayudarte a resolver el dolor. La infusión de hojas de limonero ayuda en mitigar los dolores, y a falta de estas hojas, hay personas que se ponen unas gotas de zumo de limón. Tomar cafeína funciona bien en algunas personas, y mal en otras. Cuidado con tomarlo de forma masiva, pues sube la tensión sanguínea.

Cuando la crisis sea fuerte, necesitas tranquilidad, silencio, oscuridad, y ponerte algo fresco en la frente o en el cuero cabelludo. Pueden ser unas rodajas de pepino, de patata, la cáscara de melón o sandía, que antes hayan pasados unos minutos por el congelador. O un pañuelo mojado con agua helada.

Y recuerda que si eres propenso a tener crisis de migrañas, debes intentar no consumir alcohol, chocolate, conservantes artificiales, no tomar mucho sol sobre todo en la cabeza, cuidar de controlar el estrés, no pasar hambre en las horas de comida por ayunos e intentar comer a horas fijas, dormir con calma y a unas horas repetitivas, no tomar mucho queso curado o pescados ahumados. Pero en la alimentación, es más importante que logres tú mismo detectar qué te sienta mal ante las crisis, recordando que pueden haber pasado un par de días desde la ingesta del alimento crítico.

Crisis de migrañas. Síntomas y soluciones

Si hace "clic" la verá más grande
Vamos hablar de las migrañas, y antes de nada hay que advertir que es un problema de salud muy serio, invalidante en algunos casos, y que siempre, repito, siempre, debe estar controlado por médicos, que además de recetar medicación, deben intentar saber los motivos de las crisis con el control de un especialista. Prohibido pues automedicarse de forma fuerte, sin antes haberlo hablado con un especialista. Ahora voy a dar algunos consejos o ideas, pero siempre hay que tomarlos con precaución, cada persona somos un mundo, y nada es perfecto para todo el mundo.

Las migrañas suelen empezar poco a poco, tan suavemente que a veces las desentendemos, y cuando nos damos cuenta ya se han ido haciendo fuertes en nuestra cabeza y resulta tarde tomarnos la primera pastilla contra ellas. Es fundamental que a los primeros síntomas tomemos la primera pastilla contra los dolores.

Es muy importante también llevar un pequeño dietario o diario con las crisis, donde apuntaremos las crisis, su fuerza, y la alimentación de cada día. Hay personas que algunos alimentos les desencadenan crisis de migraña y es bueno saber el motivo, pues además las puñeteras no se desencadenan a las pocas horas de tomar el alimento o la bebida, sino a veces a los dos o tres días.

Es muy cierto que los periodos de estrés o incluso todo lo contrario, los periodos de calma tras periodos de mucha tensión, desencadenan las migrañas. Es importante detectar estos posibles motivos.

Siempre hay que llevar encima la pastilla “fuerte” que nos hayan recetado, para crisis de mayor virulencia. Y sin duda también pastilla de las “normales” para crisis esporádicas, pues nunca sabemos en qué momento nos puede romper el día. Tomar siempre con agua, y en una farmacia o en un bar te pueden dar un vaso de agua sin problemas.

Hay personas a las que tomar café sin azúcar con una gotas de zumo de limón le va muy bien y le resuelve el problema. Parece contradictorio pero es así. Puedes probar pues la cafeína produce vasoconstricción y puede ayudarte a resolver el dolor. La infusión de hojas de limonero ayuda en mitigar los dolores, y a falta de estas hojas, hay personas que se ponen unas gotas de zumo de limón. Tomar cafeína funciona bien en algunas personas, y mal en otras. Cuidado con tomarlo de forma masiva, pues sube la tensión sanguínea.

Cuando la crisis sea fuerte, necesitas tranquilidad, silencio, oscuridad, y ponerte algo fresco en la frente o en el cuero cabelludo. Pueden ser unas rodajas de pepino, de patata, la cáscara de melón o sandía, que antes hayan pasados unos minutos por el congelador. O un pañuelo mojado con agua helada.

Y recuerda que si eres propenso a tener crisis de migrañas, debes intentar no consumir alcohol, chocolate, conservantes artificiales, no tomar mucho sol sobre todo en la cabeza, cuidar de controlar el estrés, no pasar hambre en las horas de comida por ayunos e intentar comer a horas fijas, dormir con calma y a unas horas repetitivas, no tomar mucho queso curado o pescados ahumados. Pero en la alimentación, es más importante que logres tú mismo detectar qué te sienta mal ante las crisis, recordando que pueden haber pasado un par de días desde la ingesta del alimento crítico.

¡Rebelaros, abuelos! Mientras haya salud, somos libres.

En esa pérdida de valores por efectos de no se sabe bien qué mecanismos, donde se mezcla el egoísmo, el individualismo y la crisis total de referencias incluso familiares, las relaciones entre hijos y padres, en el mundo occidental, está atravesando un periodo jorobado, agrio, duro, donde todo está en constante revisión.

Los padres pasan enseguida de ser eso, padres protectores y blandos…, a ser abuelos. Y esto que parece lógico y un camino sencillo, se convierte en un drama callado, soterrado y admitido, en numerosas ocasiones. Los abuelos en excesivos casos, se convierten sin que nadie lo diga claro, en una de estas dos clases contundentes. O criados o un estorbo.

Están los abuelos que utilizamos como criados gratis, no ya sólo como cuidador del nieto sino como persona que a cualquier hora, en cualquier momento, debe estar a disposición de los hijos, repartiéndose los horarios de atención instantánea, de una forma que no se lograría con ningún trabajador por cuenta ajena.

Para más curiosidad, los hijos intentan convencer a los abuelos de que es bueno para ellos, que así se sienten útiles y válidos y les alarga la vida atender a los hijos. Es cierto que la relación nietos y abuelos es positiva si es estrecha y colaborativa, pero no si es obligatoria y constante, como sustitutiva de los padres.

Pero aunque se disfrace de atender a los nietos, es mentira…, a quién estás atendiendo es a los hijos.

Y no ya en horarios laborales para que los hijos puedan pagar la hipoteca, no, ni para que se realicen los miembros jóvenes de la familia a costa de que no se realicen los miembros mayores y ya en periodo de descanso. No.

Es que los abuelos tienen que estar a disposición y prevengan, también los fines de semana, pues los hijos se tienen que ir a divertir. Incluso deben irse de viaje de vacaciones y fin de semana solos. A joder o a bailar. A follar o a mirarse a los ojos. Evitando que puedan hacer lo mismo sus padres, que para eso son ya abuelos y no se hacen arrumacos.

Los abuelos también tienen que poderse ir a cenar a un restaurante, y con más derechos que sus hijos. Sobre todo porque no pudieron hacerlo cuando ellos eran niños. Deberían poder quedar con los amigos, pero ya no pueden…, pues cada pareja de amigos tienen a sus propios nietos agarrados con unas esposas.

Y luego está el otro tipo de relación. La de la absoluta dejadez relacional. Los abuelos son eso: abuelos, viejos, carcas, antiguos, aburridos, impertinentes, pesados. Si los hijos no los necesitan, los olvidan. Pueden pasar de tener al nieto todos los días 8 horas, a verlo una vez al mes y en una cafetería.

Ir a comer a casa de los abuelos no, pues cocinan con mucha grasa, o fuman, o huele la casa a viejo. Cualquier excusa sirve para además hablar con otros amigos hijos jóvenes de abuelos con las mismas realidades, de lo impertinentes que son los viejos. Hemos dejado de ser criados para ser presa de las críticas de nuestros “jefes” hijos.

No hablo de abuelos de 80 años (que también podría), lo hago de abuelos de 60, de 55 o de 65 años. De esa edad en la que las personas deberíamos estar disfrutando del descanso y no con más horario laboral que cuando nos ordenaba el jefe qué hacer. Nuestros hijos pueden ser peores jefes que nuestro asqueroso jefe de personal.

Y no he querido hablar de ese otro tipo de abuelos, con una jubilación suficiente, que tiene que amamantar todavía y con 60 años a sus propios hijos, pues o no les llega, o están en casa de vuelta o de NO ida…, y que a poco que te rebeles te miran con cara de asesinos. Los abuelos de edad, no tenemos derecho ni a quejarnos, pues enseguida hemos perdido los derechos más básicos a la libertad. Y eso…, creo que no deberíamos permitir.

¡Rebelaros, abuelos! aunque no tengáis nietos. Mientras haya salud, sois, somos, libres.

@Medranica

¡Rebelaros, abuelos! Mientras haya salud, somos libres

En esa pérdida de valores por efectos de no se sabe bien qué mecanismos, y donde se mezcla el egoísmo, el individualismo y la crisis total de referencias incluso familiares, las relaciones entre hijos y padres, en el mundo occidental, está atravesando un periodo jorobado, agrio, duro, donde todo está en constante revisión.

Los padres pasamos enseguida de ser eso, padres protectores y blandos…, a ser abuelos. 

Y esto que parece lógico y un camino sencillo, se convierte en un drama callado, soterrado y admitido, en numerosas ocasiones. Los abuelos en excesivos casos, se convierten sin que nadie lo diga claro, en una de estas dos clases contundentes. O criados o un estorbo.

Están los abuelos que utilizamos como criados gratis, no ya sólo como cuidador del nieto sino como persona que a cualquier hora, en cualquier momento, debe estar a disposición de los hijos, repartiéndose los horarios de atención instantánea, de una forma que no se lograría con ningún trabajador por cuenta ajena.

Para más curiosidad, los hijos intentan convencer a los abuelos de que es bueno para ellos, que así se sienten útiles y válidos y les alarga la vida atender a los hijos. Es cierto que la relación nietos y abuelos es positiva si es estrecha y colaborativa, pero no si es obligatoria y constante, como sustitutiva de los padres.

Pero aunque se disfrace de atender a los nietos, es mentira…, a quién estás atendiendo es a los hijos.

Y no ya en horarios laborales para que los hijos puedan pagar la hipoteca, no, ni para que se realicen los miembros jóvenes de la familia a costa de que no se realicen los miembros mayores y ya en periodo de descanso. No.

Es que los abuelos tienen que estar a disposición y prevengan, también los fines de semana, pues los hijos se tienen que ir a divertir. Incluso deben irse de viaje de vacaciones y fin de semana solos. A joder o a bailar. A follar o a mirarse a los ojos. Evitando que puedan hacer lo mismo sus padres, que para eso son ya abuelos y no se hacen arrumacos.

Los abuelos también tienen que poderse ir a cenar a un restaurante, y con más derechos que sus hijos. Sobre todo porque no pudieron hacerlo cuando ellos eran niños. Deberían poder quedar con los amigos, pero ya no pueden…, pues cada pareja de amigos tienen a sus propios nietos agarrados con unas esposas.

Y luego está el otro tipo de relación. La de la absoluta dejadez relacional. Los abuelos son eso: abuelos, viejos, carcas, antiguos, aburridos, impertinentes, pesados. Si los hijos no los necesitan, los olvidan. Pueden pasar de tener al nieto todos los días 8 horas, a verlo una vez al mes y en una cafetería.

Ir a comer a casa de los abuelos no, pues cocinan con mucha grasa, o fuman, o huele la casa a viejo. 

Cualquier excusa sirve para además hablar con otros amigos hijos jóvenes de abuelos con las mismas realidades, de lo impertinentes que son los viejos. Hemos dejado de ser criados para ser presa de las críticas de nuestros “jefes” hijos.

No hablo de abuelos de 80 años (que también podría), lo hago de abuelos de 60, de 55 o de 65 años. De esa edad en la que las personas deberíamos estar disfrutando del descanso y no con más horario laboral que cuando nos ordenaba el jefe qué hacer. Nuestros hijos pueden ser peores jefes que nuestro asqueroso jefe de personal.

Y no he querido hablar de ese otro tipo de abuelos, con una jubilación suficiente, que tiene que amamantar todavía y con más 60 años a sus propios hijos, pues o no les llega, o están en casa de vuelta o de NO ida…, y que a poco que te rebeles te miran con cara de asesinos. 

Los abuelos de edad, no tenemos derecho ni a quejarnos, pues enseguida hemos perdido los derechos más básicos a la libertad. Y eso…, creo que no deberíamos permitir.

¡Rebelaros, abuelos! aunque no tengáis nietos. Mientras haya salud, sois, somos, libres.

@Medranica

¡Rebelaros, abuelos! Mientras haya salud, somos libres.

En esa pérdida de valores por efectos de no se sabe bien qué mecanismos, donde se mezcla el egoísmo, el individualismo y la crisis total de referencias incluso familiares, las relaciones entre hijos y padres, en el mundo occidental, está atravesando un periodo jorobado, agrio, duro, donde todo está en constante revisión.

Los padres pasan enseguida de ser eso, padres protectores y blandos…, a ser abuelos. Y esto que parece lógico y un camino sencillo, se convierte en un drama callado, soterrado y admitido, en numerosas ocasiones. Los abuelos en excesivos casos, se convierten sin que nadie lo diga claro, en una de estas dos clases contundentes. O criados o un estorbo.

Están los abuelos que utilizamos como criados gratis, no ya sólo como cuidador del nieto sino como persona que a cualquier hora, en cualquier momento, debe estar a disposición de los hijos, repartiéndose los horarios de atención instantánea, de una forma que no se lograría con ningún trabajador por cuenta ajena.

Para más curiosidad, los hijos intentan convencer a los abuelos de que es bueno para ellos, que así se sienten útiles y válidos y les alarga la vida atender a los hijos. Es cierto que la relación nietos y abuelos es positiva si es estrecha y colaborativa, pero no si es obligatoria y constante, como sustitutiva de los padres.

Pero aunque se disfrace de atender a los nietos, es mentira…, a quién estás atendiendo es a los hijos.

Y no ya en horarios laborales para que los hijos puedan pagar la hipoteca, no, ni para que se realicen los miembros jóvenes de la familia a costa de que no se realicen los miembros mayores y ya en periodo de descanso. No.

Es que los abuelos tienen que estar a disposición y prevengan, también los fines de semana, pues los hijos se tienen que ir a divertir. Incluso deben irse de viaje de vacaciones y fin de semana solos. A joder o a bailar. A follar o a mirarse a los ojos. Evitando que puedan hacer lo mismo sus padres, que para eso son ya abuelos y no se hacen arrumacos.

Los abuelos también tienen que poderse ir a cenar a un restaurante, y con más derechos que sus hijos. Sobre todo porque no pudieron hacerlo cuando ellos eran niños. Deberían poder quedar con los amigos, pero ya no pueden…, pues cada pareja de amigos tienen a sus propios nietos agarrados con unas esposas.

Y luego está el otro tipo de relación. La de la absoluta dejadez relacional. Los abuelos son eso: abuelos, viejos, carcas, antiguos, aburridos, impertinentes, pesados. Si los hijos no los necesitan, los olvidan. Pueden pasar de tener al nieto todos los días 8 horas, a verlo una vez al mes y en una cafetería.

Ir a comer a casa de los abuelos no, pues cocinan con mucha grasa, o fuman, o huele la casa a viejo. Cualquier excusa sirve para además hablar con otros amigos hijos jóvenes de abuelos con las mismas realidades, de lo impertinentes que son los viejos. Hemos dejado de ser criados para ser presa de las críticas de nuestros “jefes” hijos.

No hablo de abuelos de 80 años (que también podría), lo hago de abuelos de 60, de 55 o de 65 años. De esa edad en la que las personas deberíamos estar disfrutando del descanso y no con más horario laboral que cuando nos ordenaba el jefe qué hacer. Nuestros hijos pueden ser peores jefes que nuestro asqueroso jefe de personal.

Y no he querido hablar de ese otro tipo de abuelos, con una jubilación suficiente, que tiene que amamantar todavía y con 60 años a sus propios hijos, pues o no les llega, o están en casa de vuelta o de NO ida…, y que a poco que te rebeles te miran con cara de asesinos. Los abuelos de edad, no tenemos derecho ni a quejarnos, pues enseguida hemos perdido los derechos más básicos a la libertad. Y eso…, creo que no deberíamos permitir.

¡Rebelaros, abuelos! aunque no tengáis nietos. Mientras haya salud, sois, somos, libres.

@Medranica

Por qué la izquierda no quiere trabajar?

Mientras Trump confunde a medio mundo…, mientras —efectivamente— el otro medio ni se entera de nada ni le importa lo más mínimo qué sudece en el mundo, en España es la izquierda la que nos confunde a todos. 

Podemos sigue enquistado en esa batalla interna que mucho nos tememos, no acabará tras Vistalegre, donde el posicionamiento contra IU es claro dentro de ese juego curioso de estar dentro y fuera a la vez, sin saber si los comunistas de IU permitirán eso o si IU al final dará un golpe de mano, para evitar el indigno proceso de convertirlos en esa nada donde las ideas parecen lo de menos. Gane quien gane habrá heridos graves, incluso muertos muy vivos que seguiran escribiendo las ideas propias o copiadas, depende de quien salga a quedarse fuera, con el frío que hace en la calle de la nada, del despoder.

Por otra parte en el PSOE la situación es de novela de terror, donde el asesino no parece ser el asesino, donde el que va de bueno se cabrea con el que quiere ir de mejor, y donde la protagonista de los juegos florales no quiere decir si debe salir en el Capítulo 3 o en el Capítulo 8. Ya iremos viendo. López se tendrá que enfrentar a Sánchez, mientras Díaz se tendrá que enfrentar consigo misma. Excesivos apellidos con acento marcado.

Del resto de izquierdas, bien…, en su línea…, ¿existen? Sí, ocupan espacio, pero están calladas. ¿Cuántos años hace que no sale una idea nueva desde la izquierda europea? Ser de izquierdas y estar callados o estar en la calle gritando (que es lo mismo) no sirve de nada. La izquierda tiene la obligación de diseñar el futuro, para eso es progresismo puro. Los conservadores tiene la obligación de conservar el pasado. 
 
Si la izquierda no sabe dibujar —aunque sea en boceto— el futuro que deberíamos construir, está perdiendo el tiempo histórico. Pero no lo entienden los que llenan las bases, creen que su función, la de la izquierda que existe, es la de estar o bien callados o gritando desaforadamente en lo que ellos deniminan "calle". ¿No hay nadie que quiera trabajar y además que le dejen, pensando y construyendo?

Convénzeme me ha convencido. Mercedes y el programa

Mercedes Milá necesita (como muchos de nosotros) aportar algo a la sociedad que no sea facilidad vacía, y esa decisión personal es buena para todas las personas, pues además de ser imprescindible para mantenernos activos y con la autoestima válida, nos logra perdonar de posibles caminos equivocados, si es que dudamos de los emprendidos en alguna otra faceta de nuestras decisiones. 

Lo que sucede es que muchos de nosotros, aunque necesitamos aportar algo, no siempre lo conseguimos, es decir…, nos tenemos que mantener casi escondidos y poco justos con nosotros mismos, para no frustrarnos. Creemos que sí somos válidos, para no caer en el no más duro. Algo que no le sucede a Mercedes Milá, que sin duda tiene la autoestima a prueba de bombas de todo tipo.

Así que ahora y en la tele, Mercedes Milá nos está llenando de gozo con un programa de libros titulado “Convénzeme” en la cadena Be Mad, donde nos presenta a personas comunes que hablan de los libros que leen, de los buenos y de los malos, de los que a ellos les parecen bien y los ponen en verde y razonando por qué otros les parecen suprimibles y los ponen en rojo.

No creo que haya muchos libros en rojo, malos, inútiles. Si acaso hay libros diferentes, que convencen a unos y desagradan a otros. Tal vez porque esperamos de ellos lo que no nos dan. Es un mal punto, sin duda, pero tal vez sea fruto del error no haber sabido elegirlos. Hay millones, y lo que para una persona es rojo, para otra es muy posible que sea verde.

El programa Convénzeme (con Z) es válido, dentro de lo complicado que resulta sacar un programa diferente y sobre literatura. Bien hecho, con esa calma necesaria si hablas de libros, y donde creo, deberían sentarse los guionistas para ver de darle una vuelta más pedagógica…, todavía. Unos apuntes para aprender a escribir, incluso para aprender a leer. Unos brochazos sobre lo que es un libro, lo que cuesta que tome forma explicado por autores y editores, etc. Sin caer en los “viejuno” pero si adentrándose en más “colores” y formas. Pero a mi, me ha convencido.

Urbanismo helador. El pueblo con más frío del mundo

Ahora que en nuestras ciudades hemos padecido un periodo de frío algo mayor al habitual, nos ha salido esa sensación de que tal vez estemos en un espacio frío aterrador, casi Ártico. Y no, en España, incluso cuando hace mucho frío, gozamos de temperaturas casi normales en todo momento. 

Hay varias localidades en nuestro planeta que se erigen como las más frías del mundo, y tal vez la que en estas semanas se ha puesto de moda sea Oymyakon (Oimiakon) que está en Siberia, cerca del Ártico. Una localidad, un pueblo y su entorno que se ha hecho famosa por sus fríos.

Oymyakon es una ciudad rusa ubicada a 7.000 kilómetros de Moscú y a 350 kilómetros del Círculo Ártico, en la república siberiana de Yakutsk. En esta localidad viven 530 personas de forma fija, unas 2.300 personas en su entorno, que resisten los fríos más extremos, y que en el año 1926 alcanzaron los -71,2 ºC.

El invierno dura 9 meses, pero en los otros tres meses del que podemos considerar verano, se llegan a tener temperaturas muy aceptables, que pueden llegar a los 20 grados sobre cero, con unos inviernos donde es muy sencillo alcanzar los -50 grados con 30 horas de sol en todo el mes.

¿Y qué sucede en una ciudad con -50 grados? Pues los aviones no pueden volar durante el invierno, sí funciona Internet, Wi-Fi y la televisión por cable, no se puede respirar si no es cubriéndose el rostro y es casi imposible correr, las baterías de los teléfonos duran muy poco, en las casas rurales (la mayoría en la zona) no pueden tener agua corriente pues las cañerías reventarían y los wáteres tienen que estar por ello fuera de las viviendas y en pequeñas cabañas, y los vehículos tienen que estar en garajes con calefacción y sus cristales de ventanas son dobles con cámara de aire. Los peces que se pescan quedan congelados en 30 segundo, la leche nunca está líquida a la venta y solo se recoge de las vacas y renos en los meses de verano, la gasolina se congela si los coches se dejan totalmente apagados en la calle, etc.

Hay que tener en cuenta que hablamos de una ciudad donde en invierno el día dura 3 horas, el resto es noche. En cambio en junio disfrutan de 21 horas de luz y de día. Curiosamente el pueblo que está a 750 metros de altitud sobre el nivel del mar, hace unos 10 grados más frío que en las montañas que lo rodean sobre unos 400 metros más altas, por la especial distribución del aire polar, sumado al que el aire frío al ser menos pesado se asientan sobre el valle donde se recibe menos luz y sol.

Los niños van al colegio con esas temperaturas, excepto que bajen de los -52 grados, que entonces les dan fiesta. Es una zona que vive del turismo y de la poca ganadería que tienen, y puede considerarse una zona bastante pobre por su pocos recursos, ya que los caros minerales de sus montañas o se han agotado o no se están explotando.

Urbanismo helador. El pueblo con más frío del mundo

Ahora que en nuestras ciudades hemos padecido un periodo de frío algo mayor al habitual, nos ha salido esa sensación de que tal vez estemos en un espacio frío aterrador, casi Ártico. Y no, en España, incluso cuando hace mucho frío, gozamos de temperaturas casi normales en todo momento. 

Hay varias localidades en nuestro planeta que se erigen como las más frías del mundo, y tal vez la que en estas semanas se ha puesto de moda sea Oymyakon (Oimiakon) que está en Siberia, cerca del Ártico. Una localidad, un pueblo y su entorno que se ha hecho famosa por sus fríos.

Oymyakon es una ciudad rusa ubicada a 7.000 kilómetros de Moscú y a 350 kilómetros del Círculo Ártico, en la república siberiana de Yakutsk. En esta localidad viven 530 personas de forma fija, unas 2.300 personas en su entorno, que resisten los fríos más extremos, y que en el año 1926 alcanzaron los -71,2 ºC.

El invierno dura 9 meses, pero en los otros tres meses del que podemos considerar verano, se llegan a tener temperaturas muy aceptables, que pueden llegar a los 20 grados sobre cero, con unos inviernos donde es muy sencillo alcanzar los -50 grados con 30 horas de sol en todo el mes.

¿Y qué sucede en una ciudad con -50 grados? Pues los aviones no pueden volar durante el invierno, sí funciona Internet, Wi-Fi y la televisión por cable, no se puede respirar si no es cubriéndose el rostro y es casi imposible correr, las baterías de los teléfonos duran muy poco, en las casas rurales (la mayoría en la zona) no pueden tener agua corriente pues las cañerías reventarían y los wáteres tienen que estar por ello fuera de las viviendas y en pequeñas cabañas, y los vehículos tienen que estar en garajes con calefacción y sus cristales de ventanas son dobles con cámara de aire. Los peces que se pescan quedan congelados en 30 segundo, la leche nunca está líquida a la venta y solo se recoge de las vacas y renos en los meses de verano, la gasolina se congela si los coches se dejan totalmente apagados en la calle, etc.

Hay que tener en cuenta que hablamos de una ciudad donde en invierno el día dura 3 horas, el resto es noche. En cambio en junio disfrutan de 21 horas de luz y de día. Curiosamente el pueblo que está a 750 metros de altitud sobre el nivel del mar, hace unos 10 grados más frío que en las montañas que lo rodean sobre unos 400 metros más altas, por la especial distribución del aire polar, sumado al que el aire frío al ser menos pesado se asientan sobre el valle donde se recibe menos luz y sol.

Los niños van al colegio con esas temperaturas, excepto que bajen de los -52 grados, que entonces les dan fiesta. Es una zona que vive del turismo y de la poca ganadería que tienen, y puede considerarse una zona bastante pobre por su pocos recursos, ya que los caros minerales de sus montañas o se han agotado o no se están explotando.

Alepo, sin urbanismo y sin pasado

El urbanismo amable, del que a veces hacemos gala en este blog, se encuentra muchas veces con la destrucción, con las guerras, con las barbaries de imbéciles. Destruimos ciudades, destruimos en realidad a personas, a sus memorias, sus culturas. Dentro de cada vivienda, de cada calle, de cada tienda, hay una historia, unos recuerdos, unos modos. Todo lo destruimos con bombas de forma aleatoria. Por hacer daño, por intentar hacer mucho daño.

Estas dos imágenes unidas y tomadas por satélite de la ciudad siria de Alepo, son una del 21 de noviembre de 2010 (izquierda) y la otra del 22 de octubre de 2014 (derecha). En las imágenes se muestra la desaparición de monumentos históricos, como el Hotel Carlton (arriba a la izquierda) donde ahora solo se aprecian cráteres. 
 
Son imágenes de El País, pero en realidad es la realidad de toda la humanidad. Es la vergüenza. ¿Qué hemos perdido todos en la guerra de Siria?

Alepo, sin urbanismo y sin pasado

El urbanismo amable, del que a veces hacemos gala en este blog, se encuentra muchas veces con la destrucción, con las guerras, con las barbaries de imbéciles. Destruimos ciudades, destruimos en realidad a personas, a sus memorias, sus culturas. Dentro de cada vivienda, de cada calle, de cada tienda, hay una historia, unos recuerdos, unos modos. Todo lo destruimos con bombas de forma aleatoria. Por hacer daño, por intentar hacer mucho daño.

Estas dos imágenes unidas y tomadas por satélite de la ciudad siria de Alepo, son una del 21 de noviembre de 2010 (izquierda) y la otra del 22 de octubre de 2014 (derecha). En las imágenes se muestra la desaparición de monumentos históricos, como el Hotel Carlton (arriba a la izquierda) donde ahora solo se aprecian cráteres. 
 
Son imágenes de El País, pero en realidad es la realidad de toda la humanidad. Es la vergüenza. ¿Qué hemos perdido todos en la guerra de Siria?

Toledo, el clásico diseño urbano árabe

Esta imagen aérea nos muestra el actual diseño urbano central de la ciudad de Toledo en España, del barrio de su Catedral católica, un diseño que mantienen su estructura árabe. Toledo es una ciudad española con más de 2.000 años de historia en sus calles y que mantiene el diseño urbano de su casco histórico siguiendo los trazados urbanos de una ciudad típica visigoda y árabe, con calles estrechas, que curiosamente —en este caso, como muchos otros— son calles que se configuran alrededor de la propia Catedral, que ejerce como punto de atracción al trazado urbano. Era el núcleo del poder, del que emanaban todas las decisiones.

Todas las calles parecen ir hacia la gran Catedral católica, que como enorme punto central de la ciudad era el que atraía a los ciudadanos. Como en gran medida sigue haciendo en la actualidad, aunque por otros motivos totalmente diferentes. 

Calles y callejas, edificios de baja altura, con patios interiores cuadrados donde hacían su vida los habitantes árabes tan poco proclives a estar abiertos a la calle. Patios llenos de agua, de sombra para evitar los calores, de árboles y flores.

La gran cruz de la planta de la Catedral es el contrapunto al cuadrado que forma la silueta de su propio claustro aledaño. Curiosamente las siluetas en forma de cruz de las catedrales, eran formas que los habitantes nunca podían ver desde el aire, si acaso ascendiendo a las torres de sus catedrales. Pero se intuían y sobre todo se ofrecían a Dios que sí las observaba desde su cielo, como una parte más de la liturgia.