En estas semanas y como si no tuviéramos otra cosa de la que preocuparnos, nos están machacando con el tema de las posibles cámaras de vídeo que se van a instalar en los exteriores e interior de un colegio conflictivo en Cataluña, en concreto en el instituto público de Enseñanza Secundaria Joan Brudieu de la Seu d'Urgell (Lleida). Pongamos un poco de sentido común en todo esto, por favor. Estamos hablando de un colegio de Secundaria. Y estamos en el siglo XXI donde (casi) todos los jóvenes regalan sus imágenes y sus formas de vida, sus ideas y sus actos, compartiendo para todos su vida personal, y perdiendo en seguridad activa.
Cámaras de seguridad que nos graban constantemente ya tenemos en muchísimos lugares. Las vemos o no las vemos, están escondidas o no, pero todos los días en una gran ciudad de España nos graban decenas o centenares de veces. Si vas al Reino Unido, a Londres o a Birmingham, allí te graban en vídeo desde tres cámaras diferentes cada vez que subas al autobús urbano.
Admito que no sería lo correcto si todos nos comportáramos de forma correcta, y que la sociedad no debería ir caminando a estos controles tan brutales, pero mientras no sepamos hacerlo mejor, es un sistema para evitar problemas mayores.
Unas cámaras en un colegio de Secundaria, sirven para todos. Para los alumnos y su relación entre ellos mismos incluido el evitar el famoso bullying. Para los profesores que así se sienten más protegidos. Pero también para controlar a los profesores y así se sienten más protegidos los alumnos de abusos y malas prácticas de los enseñantes, incluido a la hora de enseñar bien o mal. Una cámara impone, y sirve para que todos admitamos que se nos puede juzgar por lo que hacemos.
Y hay que añadir para ir acabando, que una cámara no es un aparato que estemos revisando todos los días, ni a todas las horas. Las grabaciones se archivan en un disco duro al que solo pueden tener acceso unas ciertas personas autorizadas para ello, y que tan solo ante una denuncia pueden revisar lo que se ha grabado. Estos discos duros se van borrando y volviendo a grabar encima según pasan los días de capacidad. Y su acceso está perfectamente reglado por ley.
Que te graben decenas de veces en tu día a día, no quiere decir NUNCA que se vaya a ver de forma pública o privada lo que has hecho en tus movimientos. Excepto que haya una denuncia por presunto delito, donde entonces entran las autoridades a revisar el material. Sea un vídeo de un colegio, de un banco, de un supermercado, de la calle, de un autobús urbano o de una oficina pública. ¿Vamos a dejar de ir al médico, al supermercado, a los bancos?
Medranica Ajovín