En la anterior entrada les he dejado el discurso inaugural de Donald Trump en su toma de posesión, un discurso corto pero contundente, populista, que casi se podría firmar desde algunos grupos populistas apolíticos o de izquierdas, que no sabes bien si estás leyendo a un peronista, a un europeo de extrema derecha, a un falangista o a un new liberal americano.
¿Cómo se va a mover este mundo durante su mandato? Trump no ha llegado por casualidad, no es un experimento ni sale por generación espontánea. Los americanos han votado a Trump por vivir unos tiempos complejos y determinados por ciertos problemas que no se han resuelto. Eso y por no contrarrestar con un candidato de altura intelectual suficiente. Así que admitiendo que es inevitable su triunfo, por circunstancias ajenas a él mismo, debemos admitir que el mundo puede cambiar por su labor y también porque lo está pidiendo a gritos.
Va a resultar complicada la relación entre las nuevas potencias del mundo que quieren asentarse buscando sus propios espacios económicos y de poder. Léase China, por delante de Rusia, que se moverá en el nuevo poder de Ásia contra Europa y América.
No sabemos qué tipo de relación tendrá Donald Trump con Rusia, y con todos los problemas que Putin mueve en el mundo. Como tampoco sabemos qué relación será capaz de mantener Trump con Europa, con iberoamérica, con Oriente Medio, con los países del Magreb.
En este asunto hay que colocar también la posible modificación del papel de los EEUU con la OTAN. ¿Podría desaparecer o convertirse en una Organización europea y no de los EEUU?
Debemos olvidarnos del TTIP europeo, que tanta tinta nos puso sobre la mesa. Eso no quiere decir que no sea posible firmar algo peor, sino que todo lo hablado ya no sirve de nada. Trump y sus gobernantes saben que el comercio es el futuro del poder del mundo. Y temen a la globalización como una guerra encubierta que no pueden dominar los EEUU si van de cara.
Irán y Corea del Norte, junto a Palestina e Israel, serán temas de los que vamos a tener que hablar en los próximos meses. El replanteamiento de posturas será inevitable, pues sus ideas al respecto serán más duras que con México. Si le hacemos caso con arreglo a sus declaraciones, el miedo a conflictos diferentes y de mayor peso bélico están servidos. Hasta ahora hemos sufrido en estas décadas y en el mundo muchas guerras del siglo XX, pero ahora podríamos vivir guerras del siglo XXI.
Olvidémonos del concepto de cambio climático, de sostenibilidad, de servicios públicos de calidad, de ayudas sociales institucionalizadas. Es verdad que estamos en Europa, pero no sabemos en qué Europa ni con qué capacidad para seguir unida y junta. Este mismo 2017 pueden moverse piezas de la importancia de Alemania y Francia. La desaparición de la izquierda puede traer también el cambio drástico de la derecha. La socialdemocracia está herida grave (me niego a decir que muerta), y con ella se podría mover todo el espectro político en Europa. Desde populismos de derechas a populismos de izquierdas, desde fascismo nuevos a comunismos new.