Tenemos un problema añadido en la rehabilitación de viviendas de bajo valor, de esos edificios realizados en los años 60 en las grandes ciudades españolas, sin ascensor, con una superficie cercana a los 50 metros cuadrados, y con unas calidades bajas, que forman urbanizaciones muy conocidas y con diversos apellidos.
Una rehabilitación integral de estos edificios, que trabaje el envolvente, más la instalación de un ascensor y un arreglo de la urbanización que rodea el interior de estos bloques de viviendas, puede suponer una inversión por vivienda de entre 40.000 y 45.000 euros. Sobre el 50% es para el edificio envolvente, cubiertas y zonas comunes interiores, y el otro 50% para ascensor, telecomunicaciones, energías renovables y urbanización de la zona.
De esas cantidades finales de coste de la inversión, aproximadamente y hasta la fecha, las instituciones públicas aportaban entre 15.000 y 20.000 euros y muy posiblemente a costa de crear más alturas en los edificios para que estas nuevas viviendas pudieran soportar la inversión pública.
Se podía demostrar que las obras en estos edificios supondría un ahorro energético de unos 10.000 euros en 20 años que es el periodo que se estimaba de amortización. Y los propietarios tendrían que aportar sin reversión por el ahorro, entre 15.000 y 20.000 euros a amortizar en esos 20 años, con intereses bajos y que suponían hasta la fecha una revalorización segura del valor de la vivienda.
Pero la realidad actual está en un camino complicado para estas contabilidades. Hablaba yo esta semana con un tasador de Zaragoza y estos pisos sin ascensor pueden estar ahora escriturados en venta sobre los 25.000 euros. Y con ascensor y renovados sobre los 35.000 a 40.000 euros. En las mismas zonas pero unos 10 años más nuevos, unos 10 metros más grandes y con algo más de calidad en la construcción se están vendiendo entre 50.000 y 60.000 euros. Son precios de venta, no de salida al mercado.
Ante esta realidad del precio de venta, la inversión en estas viviendas se vuelve compleja, pues incluso algunas entidades financieras no quieren realizar hipotecas por 30.000 euros (20.000 de inversión sin revertir y 10.000 que se ahorran en gastos de energía). ¿Soluciones? Pues tal vez haya que estudiar opciones de reversión de estas viviendas a los Ayuntamientos, a cambio de la reforma y rehabilitación y un derecho de uso gratuito de los habitantes hasta su fallecimiento. O fórmulas parecidas que hagan viable a las instituciones la inversión y a los vecinos la calidad de vida. Sin duda, estas fórmulas no las desean, de momento, los vecinos.