Mega ciudades como problema de sostenibilidad

En el año 2014, la ciudad más poblada del mundo era Tokio, con 37,8 millones de habitantes, seguida por Delhi, con 25 millones, y Shanghai con 23 millones de habitantes. Les siguían Sao Paulo y México D.F., con 20,8 millones, así como Mumbai y Osaka, ambas con poco más de 20 millones de pobladores.

Los análisis y proyecciones para el año 2030, nos indican que tanto Tokio, Delhi y Shanghai continuarán siendo las urbes más pobladas del mundo, en ese orden, aunque luego les seguirán Bombay, Beijing, Dhaka, Karachi, Cairo y Lagos.

La ONU advierte que el 55% de la población mundial vive ya en áreas urbanas, y que en 2050 estas zonas concentrarán el 66% del total de la población en el mundo. Los mismos análisis advierten además que el 90% del crecimiento de la población urbana en el mundo en las próximas décadas, de más de 2.000 millones de habitantes nuevos, se concentrarán en Asia y África, en especial en los países de India, China y Nigeria.

Para el año 2050, se calcula que India añadirá unos 400 millones de habitantes urbanos a sus ciudades, en tanto que China añadirá sobre los 300 millones y Nigeria sumará otros 200 millones de nuevos pobladores a sus actuales ciudades. Ese mismo informe advierte que mientras hoy existen 28 grandes ciudades, con más de 10 millones de habitantes, en el año 2030 tendremos en el mundo 41 de esas ciudades casi ingobernables.

 El crecimiento poblacional del mundo se asentará sobre las grandes ciudades, creando nuevos problemas de sostenibilidad y de acción social, hoy imposible de predecir e intentar idear soluciones. El ser humano tiene una capacidad de adaptación a las dificultades que es tremenda, pero muchas veces esas capacidades no gustan a los que no necesitan adaptarse a nada, pues no tienen problemas. El conflicto está servido y aunque tenemos ejemplos de lo que sucede en este tipo de situaciones, ninguna nos gusta ni a los políticos, ni a los sociólogos.
 
¿De qué forma se pueden resolver positivamente los problemas personales de una familia que viva en cualquiera de estas conglomeraciones impersonales,  donde las necesidades se multiplican exponencialmente hasta lo imposible? Tan solo las propias comunidades de vecinos pueden acceder a las autoayudas, a la autoorganización social.

Mega ciudades como problema de sostenibilidad

En el año 2014, la ciudad más poblada del mundo era Tokio, con 37,8 millones de habitantes, seguida por Delhi, con 25 millones, y Shanghai con 23 millones de habitantes. Les siguían Sao Paulo y México D.F., con 20,8 millones, así como Mumbai y Osaka, ambas con poco más de 20 millones de pobladores.

Los análisis y proyecciones para el año 2030, nos indican que tanto Tokio, Delhi y Shanghai continuarán siendo las urbes más pobladas del mundo, en ese orden, aunque luego les seguirán Bombay, Beijing, Dhaka, Karachi, Cairo y Lagos.

La ONU advierte que el 55% de la población mundial vive ya en áreas urbanas, y que en 2050 estas zonas concentrarán el 66% del total de la población en el mundo. Los mismos análisis advierten además que el 90% del crecimiento de la población urbana en el mundo en las próximas décadas, de más de 2.000 millones de habitantes nuevos, se concentrarán en Asia y África, en especial en los países de India, China y Nigeria.

Para el año 2050, se calcula que India añadirá unos 400 millones de habitantes urbanos a sus ciudades, en tanto que China añadirá sobre los 300 millones y Nigeria sumará otros 200 millones de nuevos pobladores a sus actuales ciudades. Ese mismo informe advierte que mientras hoy existen 28 grandes ciudades, con más de 10 millones de habitantes, en el año 2030 tendremos en el mundo 41 de esas ciudades casi ingobernables.

 El crecimiento poblacional del mundo se asentará sobre las grandes ciudades, creando nuevos problemas de sostenibilidad y de acción social, hoy imposible de predecir e intentar idear soluciones. El ser humano tiene una capacidad de adaptación a las dificultades que es tremenda, pero muchas veces esas capacidades no gustan a los que no necesitan adaptarse a nada, pues no tienen problemas. El conflicto está servido y aunque tenemos ejemplos de lo que sucede en este tipo de situaciones, ninguna nos gusta ni a los políticos, ni a los sociólogos.
 
¿De qué forma se pueden resolver positivamente los problemas personales de una familia que viva en cualquiera de estas conglomeraciones impersonales,  donde las necesidades se multiplican exponencialmente hasta lo imposible? Tan solo las propias comunidades de vecinos pueden acceder a las autoayudas, a la autoorganización social.

Crecimiento insostenible de las grandes ciudades

Todos admitimos como imparable el éxodo o la inmigración de las personas de las poblaciones menores o rurales, hacia las grandes urbes metropolitanas. Lleva muchas décadas sucediendo, y en la medida que cada país o zona mundial que despega en sus economías internas logra una industrialización mayor, más rápido se hace este movimiento migratorio interior de personas.

Pero hay un paso intermedio que nos saltamos, y que es la solución a poder gestionar este éxodo millonario con más éxito y sobre todo con más sostenibilidad. La creación o potencialización del crecimiento, de ciudades intermedias.

Si observamos el gráfico que he dejado, vemos que en 45 años los países de habla hispana aquí representados, han crecido en población pero también lo han hecho y en mayor medidas sus capitales, sus núcleos más poblados, hasta convertirse en algunos casos en auténticos mamotretos de ciudades casi ingobernables.

En casi todos los casos aumenta más la capital de la nación que la propia nación. Pero tenemos dos ejemplos clarísimos desde donde analizar que esto es insostenible. México D.F. ni Buenos Aires son ejemplos donde coparse, sino al contrario, de donde huir como planificación urbana.

Una ciudad de más de tres millones de habitantes, o una gran metrópoli que unifica a ciudades menores a las que absorbe hasta crecer por encima de los cinco millones de personas, nunca debería existir. Esos deberían ser los puntos de señal de alarma.

La pobreza oculta en una gran urbe de seis millones de habitantes solo se puede remediar con caridad. Se resuelve para evitar violencia, no por justicia sino por miedo o por labrar una seguridad y tranquilidad a costa de NO resolver las injusticias sociales.

Las políticas urbanas de los países deberían trabajar el crecimiento y el éxodo hacia ciudades desde los 10.000 a los 100.000 habitantes, y en otro escalón desde los 150.000 hasta los 600.000 habitantes. Y al revés, discriminar negativamente el crecimiento urbano e industrial de ciudades de más de un millón de habitantes.

La sostenibilidad de las sociedades, pasa por la sostenibilidad de las ciudades.

Crecimiento insostenible de las grandes ciudades

Todos admitimos como imparable el éxodo o la inmigración de las personas de las poblaciones menores o rurales, hacia las grandes urbes metropolitanas. Lleva muchas décadas sucediendo, y en la medida que cada país o zona mundial que despega en sus economías internas logra una industrialización mayor, más rápido se hace este movimiento migratorio interior de personas.

Pero hay un paso intermedio que nos saltamos, y que es la solución a poder gestionar este éxodo millonario con más éxito y sobre todo con más sostenibilidad. La creación o potencialización del crecimiento, de ciudades intermedias.

Si observamos el gráfico que he dejado, vemos que en 45 años los países de habla hispana aquí representados, han crecido en población pero también lo han hecho y en mayor medidas sus capitales, sus núcleos más poblados, hasta convertirse en algunos casos en auténticos mamotretos de ciudades casi ingobernables.

En casi todos los casos aumenta más la capital de la nación que la propia nación. Pero tenemos dos ejemplos clarísimos desde donde analizar que esto es insostenible. México D.F. ni Buenos Aires son ejemplos donde coparse, sino al contrario, de donde huir como planificación urbana.

Una ciudad de más de tres millones de habitantes, o una gran metrópoli que unifica a ciudades menores a las que absorbe hasta crecer por encima de los cinco millones de personas, nunca debería existir. Esos deberían ser los puntos de señal de alarma.

La pobreza oculta en una gran urbe de seis millones de habitantes solo se puede remediar con caridad. Se resuelve para evitar violencia, no por justicia sino por miedo o por labrar una seguridad y tranquilidad a costa de NO resolver las injusticias sociales.

Las políticas urbanas de los países deberían trabajar el crecimiento y el éxodo hacia ciudades desde los 10.000 a los 100.000 habitantes, y en otro escalón desde los 150.000 hasta los 600.000 habitantes. Y al revés, discriminar negativamente el crecimiento urbano e industrial de ciudades de más de un millón de habitantes.

La sostenibilidad de las sociedades, pasa por la sostenibilidad de las ciudades.

Urbanismo de hace 1.900 años. Mismas necesidades

Décimo Junio Juvenal fue un poeta romano que vivió entre los siglo I y II de nuestra era, y que sobre todo es conocido por sus poemas, sátiras, ampliamente estudiados. Pero hoy vamos a dejar un texto en el que se refiera a la forma de vida en una ciudad romana. Vamos a observar en estas pocas líneas, que sus deseos, lo que para él era un lujo urbano, no difiere tanto de lo que seguimos considerando un lujo en la actualidad.

Vivir en un adosado, con un jardín pequeño, alejado del ruido y los atascos, y con agua suficiente para regar con poco esfuerzo. Has pasado 1.900 años y ahora tenemos wifi. Pero los deseos reales de felicidad siguen siendo la calma, la paz interior, la tranquilidad y el contacto con la naturaleza.

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Si podeis hacer frente a la perspectiva de renunciar a los juegos públicos, comprar una casa de propiedad en el campo. Lo que os cueste. No ascenderá a más de lo que pagais aquí por una renta anual, por una miserable buhardilla mal iluminada.

Con un jardín añadido a la propia casa y un pozo con una alberca poco profunda, que os evitará extraer y acarrear agua cuando vuestras plantas necesitan ser regadas.

El insomnio causa más víctimas entre los romanos enfermos, que cualquier otro factor o dolencias más comunes, como la acedia y las úlceras contraídas por el exceso de comer.

¿Cuantos de entre vosotros, os pregunto, podéis conciliar el sueño en vuestro alojamientos? Dormir toda la noche de un tirón. Y eso es lo esencial del problema, que solo es privilegio de los ricos.

El ruido ensordecedor de los carros atravesando esas estrechas y serpenteantes calles, las blasfemias de los carreteros atrapados en un atasco del tráfico, esto solo, bastaría para sobresaltar al más amodorrado de los manatíes del Emperador, desvelándolo para siempre.

Sátiras de Juvenal.

Humanizar las ciudades es quitarle violencia y molestias

Las ciudades son el elemento de vida más importante que conocemos. Las personas vivimos en las grandes ciudades. Por eso legislar para la amabilidad de las ciudades, para el sosiego, para la humanización de las urbes, es fundamental, pues de esa forma garantizamos que la mayoría no viva subyugada por unas minorías que abusan de las libertades de todos. Puede parecer un discurso carca, conservador, retrógrado, y eso es uno de los problemas de los que somos progresistas, que en muchos casos hacemos caso a las minorías simplemente por ser minorías, sin atender a las razones de que a veces no tienen razón.

La saturación de bares en ciertas calles de las grandes ciudades hay que legislar con mano férrea. Son en primer lugar negocios que buscan más negocio a costa del acercamiento de otros lugares similares. Unos atraen clientes de los otros. Más clientes, más ganancia o beneficio para los locales. Pero los vecinos de esas calles tienen los mismos derechos cuando menos, que los usuarios de las calles llenándolas de ruido, olores o molestias, fuera de horario normal.

Si en dos calles, se producen más de 200 denuncias en un año, algo hay que modificar. Si un local de copas recibe un total de 55 denuncias en un año, algo estamos haciendo mal todos, pues a partir de la denuncia número seis deberían haber saltado las alarmas.

Ruido muy alto, excesivo aforo, bebidas en la calle, menores tomando alcohol,vasos de cristal en la calle, horarios no respetados, violencia, suciedad excesiva, uso de los portales como mingitorios o como zonas de sexo, música excesiva, falta de licencia de apertura, cambio de propietario o de responsable con una asiduidad tremenda para que nunca haya alguien a quien reclamar legalmente, empresas sin registrar, peleas, violencia verbal contra los vecinos, etc.

Las ciudades deben cuidar estos abusos, más si se producen entre las calles de barrios residenciales. Y si no se puede actuar con celeridad, hay que cambiar las leyes con urgencia. Cualquier calle de cualquier ciudad debe ser un lugar para la convivencia. Sin restar un ápice a la libertad de empresa o individual de divertirse como se desee. Pero siempre compatibilizando la humanización de las calles, barrios y ciudades. El resto es NO gobernar. Y no tiene nada que ver con ideologías.

Humanizar las ciudades es quitarle violencia y molestias

Las ciudades son el elemento de vida más importante que conocemos. Las personas vivimos en las grandes ciudades. Por eso legislar para la amabilidad de las ciudades, para el sosiego, para la humanización de las urbes, es fundamental, pues de esa forma garantizamos que la mayoría no viva subyugada por unas minorías que abusan de las libertades de todos. Puede parecer un discurso carca, conservador, retrógrado, y eso es uno de los problemas de los que somos progresistas, que en muchos casos hacemos caso a las minorías simplemente por ser minorías, sin atender a las razones de que a veces no tienen razón.

La saturación de bares en ciertas calles de las grandes ciudades hay que legislar con mano férrea. Son en primer lugar negocios que buscan más negocio a costa del acercamiento de otros lugares similares. Unos atraen clientes de los otros. Más clientes, más ganancia o beneficio para los locales. Pero los vecinos de esas calles tienen los mismos derechos cuando menos, que los usuarios de las calles llenándolas de ruido, olores o molestias, fuera de horario normal.

Si en dos calles, se producen más de 200 denuncias en un año, algo hay que modificar. Si un local de copas recibe un total de 55 denuncias en un año, algo estamos haciendo mal todos, pues a partir de la denuncia número seis deberían haber saltado las alarmas.

Ruido muy alto, excesivo aforo, bebidas en la calle, menores tomando alcohol,vasos de cristal en la calle, horarios no respetados, violencia, suciedad excesiva, uso de los portales como mingitorios o como zonas de sexo, música excesiva, falta de licencia de apertura, cambio de propietario o de responsable con una asiduidad tremenda para que nunca haya alguien a quien reclamar legalmente, empresas sin registrar, peleas, violencia verbal contra los vecinos, etc.

Las ciudades deben cuidar estos abusos, más si se producen entre las calles de barrios residenciales. Y si no se puede actuar con celeridad, hay que cambiar las leyes con urgencia. Cualquier calle de cualquier ciudad debe ser un lugar para la convivencia. Sin restar un ápice a la libertad de empresa o individual de divertirse como se desee. Pero siempre compatibilizando la humanización de las calles, barrios y ciudades. El resto es NO gobernar. Y no tiene nada que ver con ideologías.

Urbanismo simétrico y repetitivo

Una piscina pública en cada esquina
Estas tres imágenes son de una misma ciudad española. Curiosas formas geográficas de urbanismo engañoso, pues parece lo que no es. Cada vecino de estas casas adosadas creen que la suya es única, es diferente, es “la suya”. Y ese tiene que ser el éxito del hogar, creer que es el tuyo y el único.

Pero la realidad nos enseña que es todo artificial, que se han creado centenares de casas iguales como fichas realizadas en una máquina de piezas iguales, en horizontal en vez de en vertical, atendiendo a que el terreno era barato en la afueras de una gran ciudad.

Una avenida de servicios en el centro
Los servicios comunes son escasos y lejanos. El uso del coches es imprescindible. Más bien de los coches, pues al menos se deben tener dos para poder funcionar con una cierta libertad. Comprar el pan, ir a la farmacia o tomar un refresco en el bar, requiere unas distancias que casi todo el mundo que habitan estas islas artificiales, recorren en su propio vehículo. Es urbanismo artificial, que se diferencia en el color del coche en la puerta, o en los cuadros de la pared. Todo es impersonal, pues los vecinos más que acompañar, molestan con sus ruidos o sus olores, sus humos o sus estridencias. No hay esa vecindad típica de quien en horizontal parecería más fácil de relacionarse con sus cercanos. Sucede en muchos de estos espacios adosados artificiales.

Una gran plaza y parque central y un Centro Comercial a la derecha
Estamos hablando de una ciudad cercana a Madrid pues su distancia es tan solo de unos 14 kilómetros. Hablamos de Getafe, que con unos 180.000 habitantes es mucho más grande que muchas capitales de provincias españolas. ¿Este es el urbanismo que deseamos para nuestras ciudades?

Urbanismo simétrico y repetitivo

Una piscina pública en cada esquina
Estas tres imágenes son de una misma ciudad española. Curiosas formas geográficas de urbanismo engañoso, pues parece lo que no es. Cada vecino de estas casas adosadas creen que la suya es única, es diferente, es “la suya”. Y ese tiene que ser el éxito del hogar, creer que es el tuyo y el único.

Pero la realidad nos enseña que es todo artificial, que se han creado centenares de casas iguales como fichas realizadas en una máquina de piezas iguales, en horizontal en vez de en vertical, atendiendo a que el terreno era barato en la afueras de una gran ciudad.

Una avenida de servicios en el centro
Los servicios comunes son escasos y lejanos. El uso del coches es imprescindible. Más bien de los coches, pues al menos se deben tener dos para poder funcionar con una cierta libertad. Comprar el pan, ir a la farmacia o tomar un refresco en el bar, requiere unas distancias que casi todo el mundo que habitan estas islas artificiales, recorren en su propio vehículo. Es urbanismo artificial, que se diferencia en el color del coche en la puerta, o en los cuadros de la pared. Todo es impersonal, pues los vecinos más que acompañar, molestan con sus ruidos o sus olores, sus humos o sus estridencias. No hay esa vecindad típica de quien en horizontal parecería más fácil de relacionarse con sus cercanos. Sucede en muchos de estos espacios adosados artificiales.

Una gran plaza y parque central y un Centro Comercial a la derecha
Estamos hablando de una ciudad cercana a Madrid pues su distancia es tan solo de unos 14 kilómetros. Hablamos de Getafe, que con unos 180.000 habitantes es mucho más grande que muchas capitales de provincias españolas. ¿Este es el urbanismo que deseamos para nuestras ciudades?

Pablo Ráez. Ejemplo de optimismo ante la lucha

Tras dos años luchando contra la leucemia, ayer 25 de febrero se apagó la luz de la esperanza del luchador Pablo Ráez. Tenía 20 años y desde hacía meses  a través de las redes sociales, concienciaba a la sociedad de la importancia de donar médula ósea para salvar vidas de otras personas, enfermas como él.

La verdad es que el proceso de aféresis o extracción de células madre no es apenas doloroso, sí es cierto que terminas cansado, pero con la satisfacción de haber hecho algo bueno por la sociedad.

El ejemplo de vida que dio Pablo Raéz, mostrando sus cicatrices, su estancia hospitalaria, transmitiendo vida en cada mensaje que nos ponía en redes, ha calado hondo en la sociedad, multiplicando de forma considerable las donaciones de médula ósea en nuestro país.

Pablo fue tratado con quimioterapia, y posteriormente se le trasplantó médula de un familiar, pero diez meses después de este episodio, la enfermedad volvió a aparecer. Debido a este revés, fue ingresado nuevamente en noviembre de 2016, para un nuevo trasplante.

Siempre sin perder la sonrisa, mandando mensajes de apoyo —aunque supongo que interiormente no estaría tan animado— Pablo Ráez fue un chaval de 20 años que en más de una ocasión nos emocionó a todos, y a mi me recordaba algunos episodios vividos junto a otros luchadores a los que vi vencer la batalla.

Tal vez sea la experiencia personal, aquello que me hace escribirle unas líneas ahora con más energía vital, pues cuando supe la noticia de su fallecimiento apenas lo podía creer. Pablo tenía una vida por delante, y a pesar de su juventud, nos ha dejado un legado tremendo, frases que calan hondo, y una ilusión por vivir increíble.

Sigamos donando, dejando un poquito de todos nosotros para salvar vidas. Seguro que es lo que él querría ver. Gracias por tu ejemplo y por mostrar la enfermedad como es, sin filtros.

Donde estés…, Simplemente gracias.

Laura Puente Ajovín

Pablo Ráez. Ejemplo de optimismo ante la lucha

Tras dos años luchando contra la leucemia, ayer 25 de febrero se apagó la luz de la esperanza del luchador Pablo Ráez. Tenía 20 años y desde hacía meses  a través de las redes sociales, concienciaba a la sociedad de la importancia de donar médula ósea para salvar vidas de otras personas, enfermas como él.

La verdad es que el proceso de aféresis o extracción de células madre no es apenas doloroso, sí es cierto que terminas cansado, pero con la satisfacción de haber hecho algo bueno por la sociedad.

El ejemplo de vida que dio Pablo Raéz, mostrando sus cicatrices, su estancia hospitalaria, transmitiendo vida en cada mensaje que nos ponía en redes, ha calado hondo en la sociedad, multiplicando de forma considerable las donaciones de médula ósea en nuestro país.

Pablo fue tratado con quimioterapia, y posteriormente se le trasplantó médula de un familiar, pero diez meses después de este episodio, la enfermedad volvió a aparecer. Debido a este revés, fue ingresado nuevamente en noviembre de 2016, para un nuevo trasplante.

Siempre sin perder la sonrisa, mandando mensajes de apoyo —aunque supongo que interiormente no estaría tan animado— Pablo Ráez fue un chaval de 20 años que en más de una ocasión nos emocionó a todos, y a mi me recordaba algunos episodios vividos junto a otros luchadores a los que vi vencer la batalla.

Tal vez sea la experiencia personal, aquello que me hace escribirle unas líneas ahora con más energía vital, pues cuando supe la noticia de su fallecimiento apenas lo podía creer. Pablo tenía una vida por delante, y a pesar de su juventud, nos ha dejado un legado tremendo, frases que calan hondo, y una ilusión por vivir increíble.

Sigamos donando, dejando un poquito de todos nosotros para salvar vidas. Seguro que es lo que él querría ver. Gracias por tu ejemplo y por mostrar la enfermedad como es, sin filtros.

Donde estés…, Simplemente gracias.

Laura Puente Ajovín

Gimnasios al aire libre o Street Workout en Zaragoza

Las zonas verdes cada vez más se utilizan para realizar ejercicios y gimnasia al aire libre. Un uso muy recomendable, la capacidad de oxigenarse es mayor, como lo es la de disfrutar con el ambiente que nos rodea. Pero los ayuntamientos deben poner fácil ciertas prácticas, a través de reglamentos o de equipamientos no siempre caros, que facilitan el uso y la práctica de la gimnasia para todas las edades.

Ahora está de moda montar pequeños elementos de madera para practicar lo que algunos llaman “street workout” y que traducido es simplemente ejercicio al aire libre. Ejercicios diversos adaptados a diversas edades y a diferentes capacidades. Hasta ahora era normal encontrar en algunos parques de barrio herramientas estáticas para que practicaran pequeños ejercicios las personas de la tercera edad, pero cada vez es más normal que se vayan montando gimnasios estáticos para la práctica de calentamientos y ejercicios de mediana potencia. Un paso más, muy positivo, pues tras los niños y la tercera edad, también los adultos deben poder practicar al aire libre, con estructuras acordes.

Gimnasios al aire libre o Street Workout en Zaragoza

Las zonas verdes cada vez más se utilizan para realizar ejercicios y gimnasia al aire libre. Un uso muy recomendable, la capacidad de oxigenarse es mayor, como lo es la de disfrutar con el ambiente que nos rodea. Pero los ayuntamientos deben poner fácil ciertas prácticas, a través de reglamentos o de equipamientos no siempre caros, que facilitan el uso y la práctica de la gimnasia para todas las edades.

Ahora está de moda montar pequeños elementos de madera para practicar lo que algunos llaman “street workout” y que traducido es simplemente ejercicio al aire libre. Ejercicios diversos adaptados a diversas edades y a diferentes capacidades. Hasta ahora era normal encontrar en algunos parques de barrio herramientas estáticas para que practicaran pequeños ejercicios las personas de la tercera edad, pero cada vez es más normal que se vayan montando gimnasios estáticos para la práctica de calentamientos y ejercicios de mediana potencia. Un paso más, muy positivo, pues tras los niños y la tercera edad, también los adultos deben poder practicar al aire libre, con estructuras acordes.

Entrevista a alguien que opina sobre Cataluña y el referéndum

Juan Luis Cebrián es a El País como el padre de todas las tormentas. El hacedor y el muñidor, la sombra y la luz, el alma y el espíritu, la voz silenciosa que grita, el escondite inglés. y la semana pasada le entrevistaron en El Mundo, su anterior enemigo, y ante la pregunta de qué debía hacer el Gobierno de Mariano Rajoy su Cataluña plantea un referéndum sin pactar, la respuesta fue la que sigue:
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P. -¿Y si convocan el referéndum?

R. -Hay que prohibirlo.

¿Y si ignoran la prohibición?

El artículo 155. Suspendes el Gobierno de la Generalitat. Al presidente de la Generalitat. A la presidenta del Parlament. A uno, dos, tres cargos públicos. A los que hayan convocado el referéndum. Acabados. Ocupas tú el poder.

¿Y entonces qué ocurriría?

Entonces el debate ya no sería cuándo van a lograr la independencia, sino cuándo van a recuperar la autonomía. La clave, insisto, es si los independentistas tienen o no poder. Y no lo tienen. El Estado, sí. Se habla de enviar a la Guardia Civil e inmediatamente se dice: «No, hombre; la Guardia Civil, no». ¿Pues por qué no? La Guardia Civil está para lo que tenga que estar. También dicen: «Con los Mossos es suficiente». Pues no sé si sería suficiente.
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Los comentarios a estas frases me las evito. Que cualquiera coja sus ideas y se las haga mirar.

Urbanismo de la pobreza y la riqueza

Hay muchas clases de pobreza, aunque menos que clases de riqueza. Y curiosamente y en contra de lo que sé que pensáis la mayoría, hay muchas personas que desde dentro de la riqueza no están bien y desearían (o logran) salir de ella, y al contrario muchas personas que desde la pobreza no quieren salir de ella y la prefieren a otra situación.

Aquí es donde entra la primera duda ¿qué es la pobreza y la riqueza social, personal, colectiva, real? ¿Es siempre la pobreza sinónimo de desgracia y la riqueza de éxito y felicidad?

Si medimos la pobreza o la riqueza por nuestra capacidad de adquirir, nos estamos equivocando. Decimos algunos que no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita. No hay que ser asceta, pero tal vez más austero en estos tiempos de consumismo desaforado.

En las sociedades más pobres, en relación siempre con los datos estadísticos de las más ricas, hay personas que disfrutan de una gran felicidad. Y en las sociedades ricas, incluso opulentas, hay personas que están muy descontentas con su vida, y que desean cambiar y no siempre pueden, de su condición social.

Creemos que dejar de ser rico es muy sencillo. Bastaría con dejar “de tener”. O incluso con tener pero no emplear, no consumir, no utilizar. Pero sabemos y conocemos a jóvenes a los que les cuesta mucho empezar un vida a su gusto, desde situaciones de riqueza. No tienen libertad para decidir, pues los condicionantes les “obligan” a mantener las apariencias y los estatus sociales. Tanto en clases medias como en clases altas.

Y sabemos y conocemos a sociedades pobres, incluso muy pobres, que no admiten ayudas o cambios en sus estructuras sociales, pues no les representan más felicidad. Es pues todo muy relativo, y si se intentan resolver problemas, hay que dejarse atrás los concepto con los que cargamos como mochilas y tal vez plantearnos que nada es estático ni está compartimentado en bloques estancos.

A la hora de hacer urbanismo esto es muy importante. El urbanismo se realiza para llenarlo de personas. Sin estas, nada de lo que se realice servirá para nada. Aunque sea precioso, carísimo, muy útil, moderno o en línea con lo que se hace en otros lugares. La sociología es imprescindible para saber trabajar el urbanismo con la única variable que sirve. “Que sea aceptado y utilizado por la sociedad”.

Pero claro, si nos basamos tan sólo en eso, nunca cambiaríamos nada. Incluso los errores urbanos, tras ser aceptados, tampoco se podrían cambiar. Y aquí es donde entra la mezcla de psicología social, sociología e inteligencia emocional, urbanismo y arquitectura, para saber darle la vuelta a los problemas, sin crear otros nuevos. Siempre existirá una tensión, para hay que analizarla antes de ques e produzca y conocer y planificar sus posibles soluciones intermedias.

Por suerte llevamos más de un siglo analizando problemas y comportamientos sociales, y curiosamente, se repiten ante problemas que a veces nos parecen diferentes pero que no lo son. Por eso hoy tenemos más facilidad para no equivocarnos a la hora de diseñar propuestas, ideas, cambios o nuevos urbanismos totalmente diferentes.

Urbanismo de la pobreza y la riqueza

Hay muchas clases de pobreza, aunque menos que clases de riqueza. Y curiosamente y en contra de lo que sé que pensáis la mayoría, hay muchas personas que desde dentro de la riqueza no están bien y desearían (o logran) salir de ella, y al contrario muchas personas que desde la pobreza no quieren salir de ella y la prefieren a otra situación.

Aquí es donde entra la primera duda ¿qué es la pobreza y la riqueza social, personal, colectiva, real? ¿Es siempre la pobreza sinónimo de desgracia y la riqueza de éxito y felicidad?

Si medimos la pobreza o la riqueza por nuestra capacidad de adquirir, nos estamos equivocando. Decimos algunos que no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita. No hay que ser asceta, pero tal vez más austero en estos tiempos de consumismo desaforado.

En las sociedades más pobres, en relación siempre con los datos estadísticos de las más ricas, hay personas que disfrutan de una gran felicidad. Y en las sociedades ricas, incluso opulentas, hay personas que están muy descontentas con su vida, y que desean cambiar y no siempre pueden, de su condición social.

Creemos que dejar de ser rico es muy sencillo. Bastaría con dejar “de tener”. O incluso con tener pero no emplear, no consumir, no utilizar. Pero sabemos y conocemos a jóvenes a los que les cuesta mucho empezar un vida a su gusto, desde situaciones de riqueza. No tienen libertad para decidir, pues los condicionantes les “obligan” a mantener las apariencias y los estatus sociales. Tanto en clases medias como en clases altas.

Y sabemos y conocemos a sociedades pobres, incluso muy pobres, que no admiten ayudas o cambios en sus estructuras sociales, pues no les representan más felicidad. Es pues todo muy relativo, y si se intentan resolver problemas, hay que dejarse atrás los concepto con los que cargamos como mochilas y tal vez plantearnos que nada es estático ni está compartimentado en bloques estancos.

A la hora de hacer urbanismo esto es muy importante. El urbanismo se realiza para llenarlo de personas. Sin estas, nada de lo que se realice servirá para nada. Aunque sea precioso, carísimo, muy útil, moderno o en línea con lo que se hace en otros lugares. La sociología es imprescindible para saber trabajar el urbanismo con la única variable que sirve. “Que sea aceptado y utilizado por la sociedad”.

Pero claro, si nos basamos tan sólo en eso, nunca cambiaríamos nada. Incluso los errores urbanos, tras ser aceptados, tampoco se podrían cambiar. Y aquí es donde entra la mezcla de psicología social, sociología e inteligencia emocional, urbanismo y arquitectura, para saber darle la vuelta a los problemas, sin crear otros nuevos. Siempre existirá una tensión, para hay que analizarla antes de ques e produzca y conocer y planificar sus posibles soluciones intermedias.

Por suerte llevamos más de un siglo analizando problemas y comportamientos sociales, y curiosamente, se repiten ante problemas que a veces nos parecen diferentes pero que no lo son. Por eso hoy tenemos más facilidad para no equivocarnos a la hora de diseñar propuestas, ideas, cambios o nuevos urbanismos totalmente diferentes.

Parece una calle…, y sí, es una calle de plástico

Parece una calle porque es una calle. Parece un barrio extraño porque también lo es. Son decenas de calles de plástico, todas paralelas, llenas de plantaciones de verduras para los mercados europeos. 

Dentro de estas calles hay también salas para dormir o descansar, pequeñas zonas para ducharse o ir al baño, zonas de convivencia para cuando se acaba el trabajo y todxs están rendidos o derrotados. 

Una pequeña localidad de plástico como muchas de Almería donde viven y conviven, mal viven e intentan mejorar, decenas de personas. Siempre son personas, trabajadores baratos para que el precio se los productos encaje entre los beneficios de los propietarios de la tierra de estos pueblos de plástico. 

No, no hay parques.

Nota.: La imagen NO es del autor del blog, es de una exposición sobre inmigración de CentroCentro.

Parece una calle…, y sí, es una calle de plástico

Parece una calle porque es una calle. Parece un barrio extraño porque también lo es. Son decenas de calles de plástico, todas paralelas, llenas de plantaciones de verduras para los mercados europeos. 

Dentro de estas calles hay también salas para dormir o descansar, pequeñas zonas para ducharse o ir al baño, zonas de convivencia para cuando se acaba el trabajo y todxs están rendidos o derrotados. 

Una pequeña localidad de plástico como muchas de Almería donde viven y conviven, mal viven e intentan mejorar, decenas de personas. Siempre son personas, trabajadores baratos para que el precio se los productos encaje entre los beneficios de los propietarios de la tierra de estos pueblos de plástico. 

No, no hay parques.

Nota.: La imagen NO es del autor del blog, es de una exposición sobre inmigración de CentroCentro.

Avenidas verdes para evitar el ruido de los coches

Esta imagen no dice nada, pero representa una herramienta muy utilizada en las grandes ciudades para evitar ruidos. Es una pantalla natural a modo de parque que separa en tres alturas distintas y con tres caminos que discurren a lo largo, una gran autopista de un barrio residencial. 

En esta caso es la continuación del parque de la Fuente del Berro en Madrid, en lo que han llamado Parque Sancho Dávila y que separa la M30 de unas zonas residenciales en el barrio de Las Ventas y Fuente del Berro

Estos 40 a 50 metros de "calles" verdes con grandes árboles hacen que esta zona verde absorba el ruido, parte de la contaminación, y se logre separar visualmente lo que debe ser una zona tranquila de otra totalmente artificial. 

Pero también tiene un uso callado pero bastardo. Es una reserva de espacio por si en un futuro la autovía rápida necesita crecer en más carriles, dejando sin efecto sus diseños útiles para el barrio.  En estos tiempos esto sería casi imposible por la presión vecinal en ciudades con sistemas democráticos de defensa, pero no es así en ciudades déspotas.