Ahora un estudio nos asegura con datos lo que ya sabíamos muchas personas que tocamos la calle desde los problemas sociales. La pobreza acorta la vida más intensamente que la obesidad, el alcohol y la hipertensión. El estudio 'The Lancet' (La Lanceta) critica que la Organización Mundial de la Salud no incluya la desigualdad como factor a combatir, para mejorar la salud de las personas en todo el mundo.
Se nos prohíbe tomar alcohol, fumar o consumir mucha sal o azúcar. Pero son consejos dirigidos a los ricos. Los pobres mueren y enferman de desigualdad, de su pobre acceso a la sanidad, a la comida, a la limpieza. Incluso las drogas duras afectan de muy diferente forma a las clases pudientes que a los pobres. La prostitución es fina y elegante si la practican las clases pudientes, y es esclavismo durísimo si lo realizan los pobres o desamparados.
La pobreza acorta la vida tanto como el sedentarismo y mucho más que la obesidad, la hipertensión, la diabetes y el consumo excesivo de alcohol. "El bajo nivel socioeconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo. Sin embargo, las estrategias de salud global no consideran las circunstancias socioeconómicas pobres como factores de riesgo modificables",
Se promueve el abandono del tabaco o aumento del uso del deporte entre la población, pero no consideramos importante incidir en el factor socioeconómico que también puede modificarse a todos los niveles, con intervenciones como la promoción del desarrollo durante la primera infancia, las políticas de reducción de la pobreza o la mejora del acceso a una educación y a un trabajo.
No interesa por igual la salud presente y futura de los pobres que de los ricos, y esto siendo duro y sonando fatal, es cierto. No ya por el acceso a los sistemas sanitarios, sino simplemente porque la vida de un rico vale mucho más que la de un pobre. ¿Nos interesa la salud del país, por igual la de los pobres como la de los ricos?
Franco (epidemiólogo de la Universidad de Alcalá de Henares) explica cómo en países ricos (centrado el estudio en Reino Unido, Francia, Suiza, Portugal, Italia, Estados Unidos y Australia) hay diferencias "insoportables" de esperanza de vida dentro de una misma ciudad, como Barcelona, Madrid, Glasgow o Baltimore. "Y la brecha no deja de ampliarse: la esperanza de vida de los pobres no crece como la de los ricos", y concluye: "Hacemos investigación para mejorar algo. Sabemos que hay factores estructurales que perjudican la salud, pero las autoridades no quieren atacarlos, prefieren hablar sólo de los factores individuales: haz deporte, no fumes".
La esperanza de vida de los vecinos de un barrio de una gran ciudad, comparada con las de otro barrio de la misma ciudad, puede variar entre los 10 y 15 años, sólo por factores económicos y sociales. Muchos más que por cualquier otro factor estadístico de enfermedad.