El new capitalismo en su transformación para no morirse, pero basándose en las teorías de siempre, tiene como única meta ampliar el capital que se pone sobre el (su) negocio que crea para que el dinero sea lo único que pueda mover las sociedades. Es su única meta, por encima de los métodos y de los fondos de las cuestiones que rodean a las sociedades en cada momento. Es frío, impersonal, egoísta, descontrolado y sobre todo nunca el beneficio común, sino la ganancia “de su jefe”. Del que por cierto desconocemos todo.
Y cuando ya no ha sido posible ampliar los (sus) capitales con métodos sencillos, recurren a modelos de laboratorio financiero, donde entran todas las posibles herramientas que nos podamos imaginar e incluso las que todavía no somos capaces de entender. Ya no se trata de jugar con el dinero, sino de jugar con los modelos económicos y matemáticos empleando el dinero como un producto incluso intangible.
Todo lo que rodea al capital es para ellos secundario con tal de que este se amplíe, sea el medio ambiente, los derechos laborales y la sostenibilidad del sistema. Su modo de crecer tan solo analiza el momento de tensión de los medios, que se esfuerzan en controlar con sus experimentos, para que nunca se rompa la cuerda del aguante. Sea aguante social, en el medio ambiente, crediticio o legal.
El máximo beneficio se obtiene en el punto más alejado del sentido común y más cercano a la ruptura de esa tensión. El éxito para ellos está precisamente en lograr que nunca se produzca la ruptura, en detectarla a tiempo y en saber reaccionar para aflojar la fuerza sobre los elementos de conflicto.
Cuando hablamos de capitalismo del siglo XXI a veces confundimos los términos y metemos en ese paquete a todos los que tienen poder teórico sobre el dinero. Y es falso esto. El poder del capitalismo real no lo conocemos, no podemos ponerle nombre, nunca lo elegimos ni votamos. No es el jefe de una pequeña empresa, el dueño de una carnicería, ni el agricultor que tiene a una docena de operarios trabajando en los campos. Estas personas son simples piezas del sistema, que están tan atadas o más que las que sufren el capitalismo desde el desconocimiento.
Todo es un engranaje que va creciendo, y que en los últimos años ha aprendido a controlar todo lo que asciende en el modelo de capital, incluso saltándose a los bancos, y a su vez a todo lo que desciende pero dulcificando las formas y libertades, para que nunca se rompa la cuerda que sujeta al sistema.
Controla proveedores de todo tipo, mercados de futuro del que hablaremos con más calma en otro momento, valor real del dinero (ya no existe como tal, son sólo apunten en papeles), la formación necesaria pero justa de los que ponen en marcha los mecanismos de control y producción, etc. Tiene incluso el poder de medrar ante los gobiernos con el miedo de que “ellos” nunca pueden caer, pues antes caería “todo”.
¿Qué es todo, quienes son ellos, dónde están? ¡A la mierda con esta mierda!, dicen en una canción Los Punsetes