Los que hemos analizado la vida del socialismo español desde hace décadas, sabemos que Carme Chacón lo ha tenido que pasar muy mal en estos últimos meses. Como miles de socialistas cuerdos y en nada deudores de intereses inexplicables por tóxicos. Nunca sabremos bien el valor humano que hoy se ha ido definitivamente del PSOE español.
Carme Chacón era sobre todo una mujer y una socialista. Y nunca quiso dejar de ser mujer como tampoco nunca quiso dejar de ser socialista y eso le costó tener que abandonar la política con el cargo más importante que se puede tener en esta responsabilidad pública, el reconocimiento de que se han abierto puertas y ha entrado un aire nuevo.
Ella abrió puertas y ventanas, sacudió de polillas al ejército y al machismo del ordena y mando, y se fue cuando vió que algunas ventanas del socialismo en el que creyó se volvían a cerrar.
Ser mujer no es sinónimo de nada, como ser hombre. No siempre el que una mujer lograr alcanzar ciertos objetivos es positivo, pero en el caso de Carme Chacón sí. Ahora, en su mismo partido tenemos un ejemplo de todo lo contrario.
Con Carme Chacón se ha ido una forma de hacer en política. Con fuerza y rigurosa responsabilidad cuando toca, y sabiendo que la puerta para irse siempre debe estar abierta.
El PSOE perdió a una gran líder hace ya unos años, ayer su familia perdió a una buena mujer.
Nunca sabremos qué hubiera sido del PSOE y de España si unos pocos socialistas hubieran cambiado su voto. Con 13 votos (entre 955) que hubieran cambiado su sentido entre Rubalcaba y Chacón, podríamos haber escrito tantas líneas diferentes sobre España, que es mejor no pensar. El PSOE y España han perdido a una gran mujer.