Tú y yo, como personas engranadas en una sociedad, estamos en constante movimiento social. Actuamos, nos dejamos actuar, creamos actividades, asistimos a otras, creamos riqueza o la consumimos, nos relacionamos e influimos con otras personas. Y así millones de personas en todo el mundo. Todos moviendo las sociedades, los elementos de estos grupos que en un principio son pequeños (barrios, comunidades, pequeños pueblos) y que se van ampliando a grandes ciudades, países, grandes territorios, asentados sistemas de poder.
Miles de millones de personas como tú y como yo, durante décadas y siglos, durante siglos, interactuando con el mundo.
¿Y…, en qué ha cambiado la sociedad en los últimos 20 siglos?
No me refiero a la tecnología, al diseño de los vehículos o a la posibilidad de poder viajar todos nosotros por todo el mundo.
Seguimos necesitando trabajar para otros a cambio de unas monedas para poder comprar subsistencia. La salud depende de unos señores aprendido a entregarnos productos para tomar o a que nos abran con unas cuchillas. La escuela funciona parecido a como lo hacía en la época griega. Las relaciones familiares son igual o peores. Una parte minoritaria de la sociedad manda y tiene acceso a todo, mientras que la gran parte restante de la sociedad tiene que seguir madrugando y trabajando duro, a veces y según años, sin derechos laborables suficientes, para pagar sus deudas que precisamente las tienen contraídas con los que nos pagan dinero para poderles pagar a ellos esas deudas.
Hay guerras, y a ella tenemos que acudir los jóvenes civiles para defender con las armas los poderes de los que las empiezan. Hay religión para asustarnos y ofrecernos el cielo, y en algunos casos hay hasta hambre de verdad, falta de vivienda y ropa usada para ponernos.
Es decir, nos hemos estado moviendo 2.000 años, todos los millones de ciudadanos del mundo, para no lograr cambios en las partes básicas del funcionamiento social. Debemos reconocer que alguien sabe controlar muy bien que todo se mueva con arreglo a unas formas diseñadas con calma y detenimiento.
Han existido intentos de crear otros tipos sociales. El comunismo, el anarquismo, el socialismo o incluso las formas sociales del islamismo. Pero al final todas ella se derrumban sin saber bien el motivo, incluso admitiendo que parecían muy potentes y asentadas.
En todo tipo de reflexiones, y esta es una de ellas, caben muchas posiciones, muchos colores diferentes. Pero por desgracia los cambios reales en estos 2.000 años son escasos. Comemos lo mismo, bebemos cerveza, cagamos en una agujeros, compramos sexo, nos morimos si logramos ser viejos sobre los 70 años, nos gusta el deporte y el juego, vestimos con ropa que nos tapa casi todo, tenemos relación con los vecinos y sonreímos con ellos y con sus penares.
Creemos ser los mejores educando a nuestros hijos, como creemos que ellos vivirán mucho mejor que nosotros. ¿Dónde me estoy equivocando?