Los jóvenes no quieren participar en lo viejo (4)

Cuando hablamos de participación, parecemos dirigirnos casi en exclusiva hacia los jóvenes, ese grupo social que hemos logrado estirar desde los 18 a los 40 años, por mor de la crisis y de nuestra incapacidad como generación de padres, en darles lo básico en cualquier joven en su historia ancestral: las posibilidades de emanciparse.

Yo, como padre de jóvenes, empecé a trabajar en la pubertad con 14 años y terminé mi juventud con 21 años, una vez acabado el servicio militar. El trabajo siempre era fijo entre todos nosotros, estar sin trabajo era casi imposible, y al salir de la mili, la propia pareja te empujaba hacia la emancipación, la búsqueda de un mejor empleo, de una vivienda, de diseñar un vida en común.

Mis hijos, los del padre con 6 años de juventud, no tienen trabajo, disponen de un exceso de formación que no van a poder emplear, y posiblemente hasta los 40 años se sientan jòvenes por no haber podido volar, emanciparse en condiciones básicas. 

Los jóvenes en edad típica de jóvenes NO se puede emancipar en un 80%, y ese 20% que SÍ lo hacen, sobre el 85% lo tienen que hacer en compañía de otros jóvenes, pagando a media la experiencia de aprender a ser adultos.

Pero les pedimos participación, y les pedimos que participen en todos los conceptos que nosotros, como padres que les hemos destrozado los conceptos de juventud y emancipación, tenemos creados desde viejo.

Nos quejamos de que no participen en “nuestros” sistemas de participación. ¿Estamos tontos? ¿Entendemos algo?

Ellos todavía no han inventado nada nuevo, no pueden ni saben por mucha formación que tengan, pues hay conceptos que se aprenden desde la libertad sufrida de la emancipación del hogar familiar.

Efectivamente y menos mal, hay un gran número de jóvenes que SÍ se van emancipando incluso sin trabajo o con trabajos precarios. Como hay un gran número de jóvenes que se escapan de España a emanciparse o a emprender, fuera de la tierra que ha invertido en su formación. No todo es un desierto, pero cada vez hay menos árboles en estos campos españoles.

Si un joven no se emancipa cuando “toca” tampoco consume cuando toca, tampoco emprende la aventura de crear una empresa cuando toca, tampoco se hunde y se levanta cuando las cosas se tuercen. Los tiempos no se lentifican en todos los órdenes. 

Estos jóvenes que se vuelven adultos a los 40 años, se volverán de la tercera edad a los 65 años. Y se morirán con 80 años.

El tiempo en que permanecerán adultos se ha empequeñecido. Y queremos condensar en esos pocos años todo el proceso social de participación, de construir sociedad, de liderar sociedades complejas. 

¿Y si los niños de hoy, los de 3 añitos y preescolar, volvieran a una situación lógica en los esquemas sociales y se empezaran a convertir en adultos emancipados con 18/22 años? Tendríamos todo un enorme bloque de jóvenes con 35/40 años precarios y sin emancipación, que verían cómo unos jóvenes adultos de 22 años les empujaban y competían con ellos desde la juventud y la nueva preparación, en liderar el mundo laboral, económico, de consumo, de decisiones sociales y políticas.

El mundo no se para, y por cada año que cumplen sin emanciparse los jóvenes actuales, cumplen un año los actuales niños de 8 años. 

Los sociólogos están que se lo hacen mirar con calma, pues el trabajo que les puede venir encima es tremendo y muy apasionante. ¿Qué jubilaciones tendrán los actuales jóvenes que no cotizan o lo hacen por la mínima y a tiempo parcial? Van a estar alimentados por sus padres hasta los 40 años, y alimentados por sus hijos en cuanto cumplan los 65 años. Van a disponer solo de 25 años de libertad económica.


¿Seguro que eso no creará conflictos violentos y sociales de imposible diseño y control?