Este fin de semana en España, la izquierda se juega gran parte de su futuro. ¿Pero qué dice este pobre escritor de nadas? Pues sí, nos guste o no, todos los elementos se engranan y lo que suceda al PSOE afectará de forma importante al resto de la izquierda española. Vasos comunicantes o sociedad líquida, donde todo se asienta según los espacios vacíos que va encontrando.
¿Y al final quien va a ganar: Pedro o Susana? Pues yo no lo sé, pero voy a daros algunas pinceladas. Entre el 70% y el 80% de los militantes del PSOE fueron los que ya se posicionaron con su firma ante un candidato. Depende la cifra de las abstenciones inevitables por problemas personales. Quedan pues pocos sin posicionarse, aunque las diferencias entre ellos fueron mínimas. Claro que…, y los que avalaron a López… ¿a quien apoyarán con su voto definitivo? Recordemos que los firmantes de López son anti Susana pero también amantes del “aparato”. ¿Por qué le llamamos aparato cuando deberíamos decir poder fáctico?
Es todo esto, una lucha del aparato contra el líder que va por libre, del aparato contra la militancia, del sur contra el norte, de la derecha socialista contra la izquierda socialista, de los viejos tiburones contra las nuevas cigalas. Como muy bien dijo Iñaki Gabilondo, el gran error de Felipe González fue entrar al trapo y acusar cuando todos iban contra Pedro, pues su fuerza arrasó a favor del Golpe de Estado interno, y ahora ha dejado sin Padre Dios al partido, ante la que se le viene encima. No existe una voz intermedia, un mediador, una figura moralmente con peso incuestionable, que fuera capaz de templar gaitas.
Si al resto de partidos políticos les interesa más una candidatura que la otra, ya tenemos unas pista clara de quién debe ganar, según seas socialista o “de los otros”. Tanto al PP como a Podemos, les encantaría que ganara Susana. A Ciudadanos no tanto.
A Podemos si gana Susana, se le dejaría un espacio de izquierdas maravillosamente amplio. Al PP si gana Susana se le garantiza un espacio de tranquilidad y pactos que le garantiza a Mariano convertirse en el “Dios Tranquilo” para la posteridad. A los nacionalistas si gana Susana se le garantiza que otra vez más los socialistas son cosas de los andaluces, y que siempre estamos igual, o Madrid o Sevilla mandan en todo el Estado.
¿Y si gana Pedro? ¿Alguno se imagina qué sucedería si ganara Pedro? Sería la victoria del militante de a pie, del defenestrado, de León contra Castilla y Andalucía, del tipo que se tendría que montar un nuevo equipo pues los traidores no pueden entrar en el Palacio. Sin duda sería la demostración más clara de que una nueva política es posible. Otra cosa es que fuera fácil, sencilla o posible. Pero los dinosaurios se tendrían que ir a la playa a morir en silencio, sin posibilidad de volver la mirada hacia atrás. Igual es una nueva forma de creer en el socialismo europeo, a costa de las nuevas figuras de izquierda, pero asentadas en el posibilismo.