Afiliarse a un partido es bueno para la salud social

Se observa el crecimiento importante de militancia en algunas organizaciones políticas europeas a costa de ampliar sus bases con “amigos de la organización” o simpatizantes, para que fueran renovando las bases de las organizaciones.

Y en esa observación semi pública admitía yo, que resulta muy complicado entrar en un partido político sin antes haber pasado por “algo” intermedio, un proceso de prueba o al menos de conocimiento de la organización. Entrar a un partido político no es algo banal.

Incluso en los últimos tiempos se ven algunas organizaciones europeas creando Asociaciones Políticas tipo Fundaciones que acogen a nuevas personas, que sin integrarse en el partido matriz (en el momento inicial), se van acercando a la organización y reciben información de todo tipo, diseñada para este paso intermedio, mientras que participan en reuniones o ayudan en trabajos de campo según sus especialidades.

Momentum dentro dentro del partido laborista inglés es un ejemplo de herramienta para engrosar de simpatizantes diferentes su propia organización.

Las organizaciones políticas deben crecer en número de afiliados y buscar alternativas diferentes a sus financiaciones. Y por ende, las sociedades deben entender que pertenecer a un partido político es la mejor forma de controlar que no se cometan barbaridades, pues se está dentro y se puede exigir a los presuntos jetas o ladrones que se quieran instalar en los puestos de trabajo fijos, que se orillen.


Hay diversas formas de ser en política y muy diferentes maneras de poder acceder a la participación, pero todo se arregla eligiendo bien. Nadie nos obliga ser de un partido político donde sea imposible la participación. Pues si se está, se debe estar para poner en valor la particular forma de trabajar por la sociedad. No todos son iguales, incluso a la hora de permitir las discrepancias, los diferentes puntos de vista, las pluralidades.