Cuando hablamos de corrupción a todos se nos viene a la cabeza a un señor mayor con traje gris y repartiendo sobres o maletines de dinero negro. Y es una buena imagen. pero hay muchas otras y tal vez peores.
Hoy el Banco Popular se ha vendido, completo todo, empaquetado, por 1 euro al Banco de Santander. No hay explicaciones, ni claras, ni creíbles o válidas para entender qué ha sucedido. ¿Cómo es posible que un gran banco español que ya había adquirido varios bancos menores no hace mucho, y de los más potentes en tiempos de la dictadura y la democracia, haya muerto en dos semanas sin que nadie se diera cuenta de nada?
Hemos jugado en España en exceso con los bancos y las Cajas de Ahorros, y algún día tal vez, sepamos de verdad qué ha sucedido en estos años. Qué poder real movían los bancos y de qué forma se ponían zancadillas entre todas las entidades financieras. La Bolsa en realidad es un juego, un zoco de trapicheos, de amigos y enemigos. Pero los poderes escondidos no se explican nunca.
El valor del Banco Popular es cero, pero no era cero hace poco. Los activos de Banco Popular eran de 147.926 millones de euros, siendo la sexta entidad financiera española por volumen de activos. A principios de 2017 y con casi un siglo de vida sobre su marca, contaba con 1.739 oficinas (1.604 en España y 135 en el extranjero), 11.948 empleados (10.671 en España y 1.277 en el extranjero) y 4,6 millones de clientes. Y hoy esta empresa se ha regalado, y se tendrá que agradecer a quien la ha recogido, de alguna forma que no se explicará tampoco.
Sus 305.000 accionistas han visto perder todo el valor de sus acciones, tras quedar convertido el Banco Popular en valor CERO, aunque tras un estudio independendiente, su valor real era entre -2.000 millones a -8.200 millones según el escenario económico que se analice. Sus depositantes pues, en caso de acudir a retirar sus imposiciones, no hubieran recibido lo aportado, pues el banco valía en negativo unos 2.000 millones en el mejor de los casos.
El Banco Popular tuvo fama durante décadas viejas de ser el Bando de la Iglesia, y en concreto del Opus sin que esto nunca se demostrara como tal, por mucho que sí lo eran muchos de sus directivos. Y hoy se ha derrumbado, sin explicación suficiente, no ya desde la intervención europea en esta primera operación en la que interviene Europa para poner orden, sino de no haber sido capaces nunca de darnos cuenta por parte de los vigilantes españoles, para intentar poner remedio. ¿En manos de quien estamos en realidad?