Tras cuatro días del atentado en Londres y a falta de un día para las elecciones en Reino Unido, todavía se le pide a la familia del desaparecido español, que espere entre uno y dos días, para saber si entre los muertos no identificados está su hijo. Fueron asesinadas siete personas y hay todavía cinco sin identificar. Pero fueron asesinadas con arma blanca, no con explosivos que complicaría el trabajo de identificación. ¿Alguien lo entiende?
Efectivamente algo se esconde tras este drama, y ese algo no se quiere explicar. Es posible que nos enteremos tarde, cuando los ingleses ya hayan votado. Es posible que lo que no se quiera entregar sean los cuerpos de estos fallecidos. Es posible que no se desee que las familias los vean. Es muy posible que no se sepa luchar contra esta lacra del terrorismo indiscriminado y de bajo costo.
Ayer mismo un hombre atacó con un martillo a las puertas de la catedral de París a un policía. La reacción de esta, encerrando a 900 personas dentro de la catedral y cerrando sus puertas, con los brazos en alto, durante dos horas, no tiene sentido. Pero dar explicaciones a los medios de este error, menos todavía. Los terroristas ven las noticias. Si dentro de la catedral se hubiera quedado un cómplice del que atacó con un martillo en el exterior al policía, estaría entre 900 turistas asustados y todos muy juntos. ¿Todo esto es inteligencia policial? Y no quiero dar más datos preocupantes, que cualquiera puede intuir leyendo las noticias.