Qué hace mal Cataluña?

No es apropiado jugar a la independencia sin las agallas suficientes como para poner todo en juego. Y la declaración de hoy desde Cataluña, para hacer un referéndum sin pactar o acordar, sin el visto bueno del Estado, con una pregunta impuesta y una fecha cerrada, pero sobre todo, sin firmar ninguna documentación que lo asienta ante la historia, y todo por miedo a las represalias judiciales desde Madrid…, le resta un valor incalculable.

Cuando la apuesta es un órdago de este tamaño, cuando enfrente se tiene a un Gobierno cerrado y silencioso, lo que no se debe hacer si se quiere lograr objetivos de este tamaño y de este alcance histórico, es caer en la trampa que te marca el propio contrincante.

El 1 de octubre es posible que no se vote, pero en el caso de que al final se logre votar, no va a servir para nada el resultado. Esto no son formas, no son apuestas históricas, no son las maneras de pasar a la historia aunque sea en la cárcel.

Si tras un Decreto te acusan de lo que sea, te detienen y te llevan a Madrid, el proceso tiene que tener recambios y posturas ya determinadas. Este es un proceso de una importancia histórico fundamental para el futuro del próximo siglo. Y no se puede decretar sin firmar, sin poner toda la carne en el asador legal.

Yo estoy en contra de que Cataluña se independice. Pero estoy a favor de resolver este problema de relaciones con Cataluña y de preguntarles a los catalanes en condiciones democráticas que quieren para su futuro. Pero desde la inteligencia social, desde el acuerdo, desde la visión historicista de las grandes decisiones.


Esto no se va a resolver el 1 de octubre de 2017. Pero lo que se haga mal pesará y mucho en posteriores años, en posteriores posibles soluciones. Y hay que mirar mucho más al futuro que al pasado. Incluso mucho más que al presente.