Uno puede pensar que en EEUU se adora y respeta a Donald Trump y eso no es cierto. La sociedad de la calle, aquellos a los que tenemos acceso los que podemos viajar a EEUU, lo odian, se ríen abiertamente de sus formas, les produce miedo, cree que es un gran error para su país y además sueñan con que no dure mucho tiempo.
Lo curioso es que lo votaron muchos obreros de los de madrugar. Como en España a Mariano. Obreros de levantarse a las 5 para trabajar o vender 10 horas todos los días de su vida excepto fines de semana (8 más 2 de transporte), convencidos de que votar “a su jefe” es lo mejor, una vez que los sindicatos les han desengañado.
Quien manda en las grandes empresas es quien manda sobre Mariano. Quien manda sobre nuestros sueldos es quien manda sobre Mariano. Es el mismo que logra que se hunda un gran banco o uno pequeño, quien compra y vende acciones unos días antes para ganar o no perder. Quien nos presta el dinero para seguir endeudados y así tenernos pillados por la moral. Es el mismo que pone el precio del aceite de oliva en el super, o de la ternera o del jabón de lavar. Ni muy caro para que no lo compremos, ni más barato para ue no obtenga un gran beneficio.
En EEUU sucede lo mismo. Allí Trump decorar sus numerosas torres y campos de golf con enormes carteles con su nombre. Siempre grandes, enormes, y dorados. Se ve desde muy lejos que “aquello” es de Trump. No hay duda de que es “el rico” y que aquello le permite jugar a ser Presidente, si le da la real gana. ¿Se acuerdan de los alcaldes de España en la dictadura o en la Edad Media, que al fin es lo mismo?
La imagen muestra el interior de uno de los muchos edificios Trump de New York. No todo son oficinas, pero hasta los restaurantes o cafeterías llevan su nombre.