Vengo de Cataluña en un fin de semana complicado para todos por los acontecimientos históricos del viernes y sábado. Fin de semana paralizado, acongojante para muchas personas en Cataluña, triste por lo que representa para todos, sean partidarios o detractores de la independencia y la república. Pero vayamos por fases.
Para esto —en neutro— no hacían falta tantas alforjas de tanto peso y tantas semanas. ¿No hay inteligentes entre nosotros?
La batalla de las banderas, como todas las batallas de banderas, siempre está perdida por todos. Excepto por los chinos que venden telas.
Las guerras del siglo XXI siempre son y serán económicas. Las anteriores también. Y todas afectan más a los civiles y a los pobres. Que son además los que primero las piden.
Antes de la política está la sociología y la psicología social. O entendemos de todo esto, mezclado pero nunca agitado…, o siempre nos equivocaremos.
Esto no ha hecho más que empezar, por desgracia. Puede que haya silencio en algunas fases, pero eso no significa que estén dormidos. Nadie está dormido…, hasta que se muere.
La independencia de verdad no existe. Todos dependemos de todos. Incluidos los territorios. O incluso estos más.
La felicidad social no tiene nada que ver con la independencia de los burgueses, sino de la capacidad para ser feliz de los trabajadores sin poder.
Los que tienen soluciones fáciles para los problemas importantes, es que menosprecian los problemas y a las personas que los sufren o se los creen.