Como no hay una sola izquierda en España —como no la hay en Cataluña ni en Aragón— las respuestas, las opiniones, los posicionamientos de la izquierda ante los problemas actuales, graves y muy importantes para el futuro de todos los territorios de España, no disponen de una posición válida y similar que otorgue luz a los problemas.
La izquierda con nuestra división estamos demostrando nuestra incapacidad.
Es mucho más lo que nos divide a la izquierda, aunque sumados todos estos detalles representen mucho menos que lo que nos debería unir si quisiéramos. Pero la realidad es que lo que contemplamos es la enorme división, las familias, los guiños que no siempre entendemos, las compañías que se alternan, las dudas, los cambios de aire y posición.
La gran derrotada en este tiempo de violencia teórica, está siendo la izquierda.
Hemos logrado, han logrado los hechos de estas semanas, que salga a la calle la extrema derecha, que la derecha constitucionalista se olvide de sus problemas judiciales, que el papel del “padre protector social” triunfe ante la gran mayoría de españoles, que la España silenciosa ya se haya armado de razones, mientras que la izquierda de siempre, la que estaba trabajando en la calle, esté desmotivada, más todavía, y se haya callado al no tener una voz sino muchas y no saber qué realidad representamos cada uno.
Nos esperan muchos años de conservadurismo, por no saber leer el momento histórico, movido por la burguesía catalana que es también de derechas, y haber logrado que las derechas contra las derechas, haya alejado a las izquierdas a la orilla.
Muchos españoles se preguntan: ¿Y la izquierda para qué?
Cuando realmente la izquierda ha tenido poco que ver en este problema catalán, y me voy a intentar explicar.
La CUP no es de izquierdas, es anarquista que es otra ideología muy distinta.
ERC sí es de izquierdas pero en estos años se ha vuelto nacionalista antes que nada capaz de pactar con la CIU de las (presuntas) trampas contables.
Y la CIU con el nombre de PDCAT es simplemente de derechas claras y contundentes, componente claro y salvador de esa burguesía de ricos y clases medias con posibles.
Y además muy posiblemente en todos estos tres casos de gestión política del abismo teórico, todas ella con un componente religioso de complicada explicación.