Sabemos la enorme dicotomía que existe en todas la sociedades españolas entre las zonas rurales y las zonas urbanas. Tremendamente diferentes en sus formas de pensar y de actuar. De incluso tener poder y saber conseguirlo y mantenerlo. Saben exigir cuotas discriminadas positivamente lo que les facilita un poder diferente a su tamaño y que ejercen de forma muy positiva para ellos.
Y sabemos también que gran parte del poder del independentismo catalán se asienta sobre las zonas rurales y no urbanas, y sobre las clases medias y altas y no sobre los obreros y trabajadores o clases bajas. Y es bueno conocer estos datos para entender mejor qué se quiere y por qué se quiere eso.
En los pueblos y localidad pequeñas y medianas se ha ido quedando una clase social determinada. No es una sociedad tan plural como en la suma de los territorios, pues en las últimas décadas se ha ido produciendo una selección natural de la sociedad. Hoy es imposible vivir en un pueblo si no posees una gran cantidad de recursos económicos y de trabajo propios.
Y por eso en la zona rurales se han ido quedando los medianos propietarios de tierra, mientras que los agricultores por cuenta ajena han desaparecido y los grandes propietarios también, dejando el trabajo de sus grandes extensiones en manos de otros o de empresas.
Y es la inmigración la que trabaja el campo por cuenta ajena, pero esa sociedad está alejada de posicionamientos políticos o sociales y es además de voluble muy poco sedentaria, y menos todavía capaz de organizarse.
El lobby rural ha sido capaz de organizarse el poder a su alrededor, sobre todo por tener que soportar la presiones de otros lobby que los presionaban para convertirlos en fabricantes de beneficios para grandes corporaciones de semillas, fitosanitarios o de comercialización de productos alimentícios.
El conflicto catalán se asienta precisamente en estos baremos, y por ello se recurre a triquiñuelas tácticas, y así lograr que otras partes de la sociedad catalana se sume al mundo de las ideas independentistas. Las clásicas “España nos roba” o la más moderna de “España y el franquismo” van directamente al corazón de la sociedad demócrata lógica, para sumarlos desde la diversidad de ideas sociales.
El mundo universitario es otro de los espacios sociales básicos que ahora y siempre quieren poseer para afianzar sus ideas. Representan el futuro, son muy activos y capaces de atraer las atenciones del resto de sociedad pues son “los hijos”.
Queda aparte la clásica burguesía no rural, la del capital y la empresa, que callada ha dejado hacer sabiendo que el camino les podría equivocadamente dar beneficios y que ahora son los primeros que están presionando para tener mesura. Cuando no huyen o mirar de huir, con sus empresas o sus capitales riesgo o tranquilos.
Si nos damos cuenta, en toda esta mezcla falta una parte esencial de toda sociedad, que es la que se ha quedado en medio, atrapados por todos los demás. La intelectualidad, el mundo de la cultura y el arte, la comunicación y el profesorado superior, la investigación o el mundo del pensamiento.
¿Qué puede salir de este retrato? Nadie lo sabe todavía, pero lo inevitable es pensar…, que nada bueno.