El verdadero tema no es cómo afrontar la vejez, sino cómo afrontar la vida. Todas las edades hay que vivirlas en tres dimensiones: hay que vivir el presente, hay que saber recordar y hay que saber soñar.
Si uno solo sueña, vive en las nubes.
Si uno vive solo el presente y no es capaz de valorarlo por el viaje recorrido ni de proyectarlo hacia el futuro, vive con las orejeras puestas y no se entera de nada.
Y si uno vive evocando el pasado y tratando de añorarlo, vive perdido.
Hay gente que no se toma la más mínima molestia para vivir de una manera inteligente, que le permita paladear la vida y entenderla, darle sentido, color y dimensión. Yo procuro siempre darle alegría e intensidad a lo que vivo.
Y como he vivido el paso del tiempo con naturalidad, he podido ir pasando etapas sin ningún particular sobresalto, sin que me sorprendiera el fantasma de los años.
Intento entender el mundo. Y ese es precisamente el motor de todo lo que ha sido mi vida: la curiosidad. No solo la que permite al investigador descubrir lo que no sabe y al astronauta encontrar planetas desconocidos, sino la curiosidad respecto al vivir.
Un sabio griego no lo era solo por hacer descubrimientos inteligentes, sino porque estos le permitían entender mejor el mundo y vivir más adecuadamente: saber para vivir, no saber por saber.
Como decía Einstein, “lo importante es no perder jamás esta bendita curiosidad” y, para ello, son fundamentales todas aquellas iniciativas (…), que trabajan para que los mayores se sientan integrados en la sociedad y se mantengan en constante movimiento físico y mental.
No solamente porque es una manera verdaderamente inteligente y digna de acompañar a esas personas ayudándolas a vivir de verdad, en las tres dimensiones, sino porque, además, de ahí puede extraerse un zumo que el resto puede aprovechar.
No solamente porque es una manera verdaderamente inteligente y digna de acompañar a esas personas ayudándolas a vivir de verdad, en las tres dimensiones, sino porque, además, de ahí puede extraerse un zumo que el resto puede aprovechar.
La experiencia de los ancianos podrá regar la sociedad, solo si viven con lucidez y consciencia y siguen sintiéndose parte de la tribu. Y el que pueda llegar a morir habiendo estado hasta el último minuto en alguna acción dentro de un nosotros, yo creo que se muere vivo.